Fragmentos.
“«Evaluar como
diferentes a quienes forman parte de la especie humana, tomando como parámetro
un criterio de normalidad legislada desde la definición aportada por una
mayoría estadística que se instituyó como representante de ‘lo que debe ser’,
constituye un criterio que merece una revisión». Nancy Fraser, estudiosa de los
temas que se ocupan de la redistribución de la economía, de la justicia y del
reconocimiento, escribió: «Este tipo de reivindicación ha atraído no hace mucho
el interés de los filósofos políticos, algunos de los cuales están intentando
desarrollar, incluso, un nuevo paradigma de justicia que sitúe el
reconocimiento en su centro». Esta autora propone «idear una concepción
bidimensional de la justicia que pueda integrar tanto las reivindicaciones
defendibles de igualdad social como las del reconocimiento de la diferencia. En
la práctica, la tarea consiste en idear una orientación política programática
que pueda integrar lo mejor de la política de redistribución con lo mejor de la
política del reconocimiento». […] La política no es ajena a esta demanda de
reconocimiento que sugiero, ya que la perspectiva neoliberal discute su
eficacia y no la recomienda. Más allá de las disputas políticas y filosóficas
–que son variadas y múltiples–, nos interesa una legislación que facilite
reconocer al otro en la línea que nuestro país proponía”.
Eva Giberti, “Identidad de género”,
8/05/12
“La recuperación de la palabra en política. Hay quienes han dicho que esto empezó con la ley de
medios, los hay que señalan la recuperación de las jubilaciones de las fauces
del mercado, también se ha argumentado que fue clave el desendeudamiento. Voy a
sugerir que quizá fue aquella frase de Néstor Kirchner, tan irreverente, cuando
dijo que no iba a «dejar sus convicciones afuera de la Casa Rosada». ¿O acaso
aquello no era lo esperable de cualquier presidente? Y lo menciono como
anterior a todo porque para distribuir la palabra, la palabra debe volver a
cobrar sentido, si no, de qué bien hablamos. Y si lo nuevo ya nació y lo
viejo... bueno, es viejo”.
Luciano Sanguinetti, “Política y
comunicación”, docente-investigador, 8/05/12
“Cuando el pilar fundacional de la ética en las investigaciones
biomédicas junto al Código de Nuremberg –la Declaración de
Helsinki de la Asociación Médica
Mundial- era atacado en el año 2003 por la propuesta neoliberal de un doble
estándar entre países ricos y pobres, él constituyó, en la secretaria a su cargo,
un consejo dirigido a la defensa de los derechos humanos como principios
básicos de la bioética en la experimentación con seres humanos. […] Eduardo
Luis Duhalde puso así a la
Argentina como referencia de liderazgo internacional de una
bioética fundada e indisociablemente unida a los derechos humanos en toda la
variedad de temas de los que se ocupa. Ese aporte lo muestra como un hombre que
en su vida dio ejemplo de defender los derechos y las libertades fundamentales
frente al terrorismo de Estado, pero también como quien supo interpretar
lúcidamente las nuevas fronteras y desafíos normativos que el desarrollo de la
ciencia y la tecnología en el campo de la vida y la salud nos ofrecen en la
actualidad y hacia el futuro”.
Juan Carlos Tealdi, “Bioética y derechos
humanos”, Asesor de Bioética de la secretaria de Derechos Humanos de la Nación, 5/04/12
“No es una empresa más, está en el inconciente colectivo de
nuestro pueblo. A aquellos que quieren teñir esta medida como si fuese una
manipulación de las emociones, les decimos que YPF emociona, porque significó
la presencia del Estado en los lugares más recónditos de nuestra patria”.
Anabel Sagasti, de La Cámpora, frente al
Congreso celebrando la sanción de la ley de reestatización de YPF, 4/05/12
“Históricamente, las políticas educativas en nuestro país han
sido orientadas de acuerdo con procesos de reconstrucción, pero también de
devastación. Así como el proyecto de la generación del ochenta educó para la
política, para la ciudadanía y la integración social; y a partir de la década
del ´30 se vinculó al sistema educativo con el mundo del trabajo; digamos que
el avasallamiento neoliberal que impuso la dictadura y se consumó en los ´90
logró que la educación pasara de constituir una categoría de inversión para ser
considerada un gasto. Las consecuencias de aquel modelo son a esta altura
conocidas”.
Susana Rinaldi, “Ante la situación en la
escuela pública porteña”, 5/04/12
“La palabra «Relato» como concepto filosófico-político tiene una
historia paradójica: su época de oro, desde fines de la década del ochenta del
siglo pasado hasta fines de ese mismo siglo, coincidió con la afirmación del «fin
de los grandes relatos»: se popularizó la palabra relato para postular su
final. La afirmación era el grito de guerra central del llamado pensamiento «posmoderno» y su sentido era el de anunciar
el advenimiento de una nueva época histórica en la que ya no tenían lugar las
explicaciones globales sobre los fundamentos de la vida social. […] Para el
cualunquismo enemigo de los «relatos», esto tiene la misma importancia que una
pelea de bueyes en la luna. Pero la lucha interpretativa sobre la crisis
atraviesa la vida cotidiana de miles de millones de personas en el mundo porque
de su balance –nunca teórico, siempre político-práctico- depende del rumbo del
mundo para un período próximo relativamente prolongado. […] En nuestro país los
cañones apuntan contra el «relato» kirchnerista. Sus enemigos no se ponen de
acuerdo sobre si es un regreso trasnochado al estatismo en boga en los años
posteriores a la segunda guerra o un simple simulacro discursivo para animar
una ceremonia épica, detrás de cuyo decorado se desarrolla el saqueo y la
concentración del poder. Es decir, se ataca al relato desde la derecha y desde
la izquierda. […] No es tan caótica ni ininteligible la narrativa que sostiene
la orientación a los cambios en un sentido popular. Allí donde antes se decía «plena
libertad de mercado para que la concentración de riqueza gotee hasta en el
último rincón de la pobreza», ahora se dice «intervención del Estado para
activar la producción, hacer crecer el empleo y estimular el consumo popular
para desde allí activar la rueda de la economía»”.
Edgardo Mocca,
“Disparen contra «el relato»”, periodista, 31/03/12
“Son acontecimientos reales que transformaron a la gente que
participó en ellos y aun a la que los observó desde la distancia. Muchos de
ellos no volvieron a sentirse satisfechos con la realidad que la cultura
oficial les mostraba cada día, en una versión que no consideraban completa ni
real. En ese sentido, la idea de «fracaso» es engañosa o incluso falsa. Estas
revoluciones fallaron sólo en objetivos muy puntuales. La revuelta del mayo
Francés no logró disolver la matriz de relaciones de poder existente y permitir
la emergencia de algo nuevo, las protestas de la plaza de Tiananmen fueron
incapaces de crear un espacio permanente de libertad y libre expresión, y ni
siquiera pudieron evitar que el Estado masacrara a quienes clamaban por ello.
Pero ese «fracaso» no impide que las demandas hechas durante esas semanas en
Tiananmen perduren como una bomba sin explotar, ahora enterrada bajo los
cuerpos de miles de hombres y mujeres, chicos y chicas, pero siempre latente”.
Greil Marcus, crítico de arte estadounidense, 23/03/12
“Resumo estas reflexiones como un eje de pensamiento relacionado
con el sistema democrático de mercado, un tipo de pensamiento relacionado con
el desarrollo de la sociedad más que con el mero desarrollo de la economía.
Sólo en este marco podrá conectarse la lucha por la justicia económica con la
lucha por la justicia social y la democracia política, así como con la
exploración de los diferentes modos de desarrollo”
Wang Hui, intelectual crítico chino: “Debatir
por nuestro futuro” (2010)
“Los que vivimos en una época en la que el político desapareció
en beneficio del técnico, tenemos mucho interés en regresar a su visión muy
exigente de la democracia como comunidad de diálogo entre individuos efímeros
para quienes el consenso es siempre provisorio y la inquietud permanente”.
Julia Kristeva, 27/02/2000
Red Mujeres con Cristina
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Cristina II
1 comentario:
YPF,presencia del Estado en los más recónditos e inhóspitos lugares de la Patria,campamentos que fueron la semilla de un pujante pueblo al igual que el ferrocarril hasta que llegó la nefasta década neoliberal que malvendió,desmanteló,rifó el patrimonio nacional y nos dejó pueblos fantasmas,miseria y desolación.
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