"La Plaza es también Agora, la jornada de
memoria sirve de altavoz para propagar reclamos y visibilizar luchas de
cada etapa. No se ciñen, para nada, al pasado o al genocidio, aunque no
dejan de abarcarlo.Cada vez hay más menciones a las complicidades
civiles. El concepto de “dictadura militar” siempre fue estrecho.
(....Hay una bocha de columnas, una de ellas viene del conurbano, lo que es notorio
porque lo dice y porque sus integrantes no lo disimulan.(...) “Palo,
palo, palo/palo bonito/palo é” es una, la partitura y la letra peinan
canas.(...). Están en la mera calle. En la vereda, a pocos metros,
cientos de personas van, vienen, hacen fiaca parados, regresan a casa
gozosos. Entre ellos, dos hombres de treinta y algo se besan con pasión,
se rompen la boca. Parecen de clase media, usan anteojos. Los
redoblantes se hacen sentir, los tipos se besan. Los manifestantes ni
los miran o lo hacen durante un segundo. En ese cruce entre la
movilización popular y las libertades públicas, el escriba cree leer un
mensaje de la movilización de ayer. Una marcha entre tantas, una sana
costumbre, en una sociedad atravesada por cien desigualdades. También
por una formidable capacidad de lucha y un gran afán de pelear contra la
injusticia"
Mario Wainfeld, 25 de marzo 2013
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