Fragmentos
El pensamiento era secundario al discurso, pero discurso y acción se consideraban existentes e iguales, del mismo rango y de la misma clase, lo que originalmente significó no sólo que la mayor parte de la acción política, hasta donde permanece al margen de la violencia, es realizada con palabras sino algo más fundamental, o sea, que encontrar las palabras oportunas, en el momento oportuno, es acción, dejando aparte la información o comunicación que llevan. Sólo la pura violencia es muda.
El pensamiento era secundario al discurso, pero discurso y acción se consideraban existentes e iguales, del mismo rango y de la misma clase, lo que originalmente significó no sólo que la mayor parte de la acción política, hasta donde permanece al margen de la violencia, es realizada con palabras sino algo más fundamental, o sea, que encontrar las palabras oportunas, en el momento oportuno, es acción, dejando aparte la información o comunicación que llevan. Sólo la pura violencia es muda.
El Poder Judicial carga con las expectativas de que los derechos de los individuos y de la sociedad como conjunto se vean satisfechos. Y si actúa o no en función de estos principios es algo que los ciudadanos tienen derecho a saber […] Tal como sostiene Jürgen Habermas, “en la medida en que los derechos de participación y de comunicación son ingredientes esenciales del procedimiento de producción de normas, tales derechos subjetivos no pueden percibirse ni tornarse efectivos a título de derechos subjetivos privados aislados, sino que más bien ha de observárselos y efectivizarlos en la actitud de participantes de una práctica de entendimiento intersubjetivo (...). La pretensión de legitimidad de un orden jurídico sólo puede desempeñarse o resolverse con la voluntad concordante y unida de todos los ciudadanos libres e iguales”. Lo que está en juego en nuestro país no es novedoso. Hace mucho tiempo se ha dicho que “cuando un determinado órgano de poder queda en cierto modo fuera de la influencia y del control popular, la democracia pierde latitud, aunque no necesariamente por ello deja de ser democrática. En tales casos, de lo que se trata no es forzosamente de propiciar la elección directa de los jueces por el pueblo, sino de regular el modo como éstos deberán dar cuenta a la sociedad de la importante cuota de poder público que han recibido”.
Damián Loreti y Luis Lozano,
“El poder de nombrar: derecho, justicia y comunicación”, docentes e
investigadores, 15/04/13
Esta
idea consiste en que las mujeres sean agentes de sus propias vidas. Pero además
consideramos que la resolución jurídica no es la única resolución, sino que
tiene que haber una transformación en lo que llamamos la autodeterminación. Es
decir que el proceso jurídico de resolución de su caso se vuelva un proceso
impulsor de transformación de su vida, de su entorno, de sus afectos, en
relación con cómo se vive la vida. Si una mujer vive una situación de violencia
de género porque, por ejemplo, su pareja la está violentando, el proceso no se
resuelve con el hombre en la cárcel. Entonces la idea es hacer una
transformación más profunda, para que se modifique no sólo esa relación en particular
sino el modo de relacionarse, el modo de vivir de esa mujer. Luego de un largo
análisis, las mismas mujeres afectadas determinan cuál es la vía jurídica por
la que el caso se tiene que resolver.
Alma Padilla, coordinadora del
Centro de la Mujeres Indígena
en Chiapas, México, 15/04/13
La ética pública tiene, por su lado, una
larga historia en el debate teórico y en la práctica política de las
sociedades. Para los kantianos, la honradez es la mejor forma de la política,
mientras que para la tradición de pensamiento que nace con Maquiavelo, es la
virtud, y no la ética, el atributo principal del líder político. No es la
virtù, en el sentido de una adaptación de la conducta a un precepto dogmático,
sino la virtù que designa la excelencia de la capacidad política del líder,
cuya conducta debe ser juzgada en relación con la grandeza de la patria y la
felicidad de sus habitantes. Nuestra conversación cotidiana tiende a equiparar
la ética política con la ética individual y a reducir con frecuencia el alcance
de ambas a la abstinencia de la apropiación de lo ajeno; es decir algo que no
puede ser considerado parte de la ética porque pertenece a la esfera estricta
del derecho penal.
Edgardo
Mocca, “Las banderas del 18-A y el
futuro político”, 21/04/13
El gran historiador de
las revoluciones del siglo XIX Eric Hobsbawm escribió hace varias décadas que
cada uno de esos grandes acontecimientos implicaba “una dramática danza
dialéctica” entre giros a la izquierda y resistencias de los más moderados,
pasajes de los moderados a la más pura reacción, y derrotas parciales y nuevos
avances de las alas más radicales. El bicentenario que celebramos ayer es
precisamente el de uno de esos giros a la izquierda, que se produjo en nuestra
Revolución de Mayo cuando empezó, en Buenos Aires, la breve y contradictoria
vida de la Asamblea
General Constituyente. La Asamblea del Año XIII […] Duró poco, pero fue uno
de los momentos más brillantes de la década de la emancipación, y merece que lo
recordemos con entusiasmo. Y que aprendamos de él. Que aprendamos que la
movilización de las clases populares es imprescindible para vencer la
resistencia de las minorías, […] también que los avances, aunque incompletos,
son columnas sobre las que se edifica el futuro”.
Jorge Rivas,
“Un enorme paso adelante”, diputado nacional de la Confederación Socialista
(bloque FpV), 1/02/13
Un escenario de
estancamiento o exiguo crecimiento brasileño es un factor perturbador para la
proyección de la economía argentina en el ’13, que invita a fortalecer aún más
el mercado interno y el proceso de sustitución de importaciones para mantener
el dinamismo de la demanda. El informe de FIDE previene con que “no cabe
descartar que el mediocre desempeño de 2012 se mantenga como una característica
de la economía brasileña en el mediano plazo”. Afirma que analistas privados
calculan factible un crecimiento del 3,26 por ciento, con un superávit
comercial de 15 mil millones de dólares, sin grandes cambios en la tasa de
interés ni en los niveles de inflación. “De hecho, son tasas de crecimiento
económico compatibles con seguir marchando sin mayores presiones
inflacionarias, un objetivo reiteradamente enunciado por los partidarios de la
escuela monetarista que se desempeñan en el Gobierno del país vecino”, critica.
Alfredo Zaiat, “ Incógnita verdeamarelha”, 10/02/13
Como en el 8N, las
demandas de tipo “institucional” fueron las más escuchadas y llama la atención
el fuerte y sentido reclamo por recuperar/tener/construir/que no nos roben “la
república” […] enunciaban
también demandas concretas como corrupción, debates serios en el Congreso
(sobre todo el de reforma de la
Justicia), inseguridad, concentración de poder, etcétera. Un
último interrogante que podemos formular es si este descontento se traducirá en
votos a quienes los acompañaron en la calle y facilitaron las consignas. No
podríamos afirmarlo ya que los entrevistados respondían fluidamente hasta la
pregunta acerca de su posible voto legislativo de octubre, allí había un
silencio y gestos de “qué se yo”. Es decir, la promesa de la imaginada
“república” impoluta, o posicionarse en las calles periódicamente con esta
franja de la población, no garantizaría per se la conducta electoral de los
“caceroleros” que, como todo fenómeno esporádico y heterogéneo, constituye un
“nosotros” bastante precario, sin orientación partidaria o tal vez insatisfecho
con todos.
Norma Giarraca,
“Cacerolazo modelo 2013”,
socióloga hablando de un sondeo realizado en la marcha opositora del 18 de
abril, 22/4/2013
1 comentario:
Sobre el fragmento de Alma Padilla
El avance normativo, producido en los últimos años en nuestro país, ha permitido un ordenamiento institucional importante, además de plasmar antecedentes jurídicos inuscitados en términos de avance en los de derechos de todos y de todas.
La norma vendría a ser como el horizonte, la aspiración máxima de estos ordenamientos, porque lo que es ley, es mandato, es decir, estamos llamados a cumplirlo, aún cuando las leyes tienen intersticios que nos permiten reformularla.
La cosa es que las leyes, por sí mismas, no garantizan transformaciones de las prácticas culturales. De allí, la necesidad de interrogarnos acerca de qué cosas hacemos para acercar el país real al país legal. Cómo hacemos para que las prácticas culturales de autodeterminación, por ejemplo, tengan raigambre en cada uno de los ciudadanos.
Creo que este es el cambio cultural que proponemos desde la Red. Trabajar profundizando los procesos de cambio, interrogándonos sobre los cómo, por qué, para qué. Es decir, avanzar en caminos de reflexión sobre las prácticas poniendo a las prácticas nuevas palabras, palabras que queremos que circulen y se renueven, que hablen de emancipación, de empoderamiento, de alteridad.
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