Fragmentos.
Es cierto que hay
violencia de género física y es la más terrible, porque es la irreparable, es
obvio, porque si te mutilan o te matan es irreparable, pero no es la única
violencia que está contra las mujeres, acá hay una testigo de cargo importante
contra la violencia de género, de la verbal y de la psicológica, que ejercen de
una manera brutal, mediática también, tampoco creamos que esto es solamente obra
de monstruos que hacen cosas. No, hay también una violencia mediática contra la
mujer muy fuerte que luego transmite conductas a los hechos concretos
cotidianos. Si no se reprodujeran determinadas escenas, si la mujer no fuera
vista como objeto, si la mujer no fuera cosificada, es probable que pudiéramos
reducir la violencia de género, pero para eso necesitamos también que no haya
violencia mediática. Me encantó ese nombre de “La Fulana”, porque el otro día
a la ministra de Asuntos Sociales un gobernador de una provincia la trató de la
fulana, así que por eso me encantó. Pero fíjense, si lo hacen desde un gobierno
hacia una ministra, imaginate lo que podés esperar de un hombre de la calle con
otra mujer, porque todos los ejemplos malos y buenos, siempre normalmente
vienen también desde arriba. Entonces lo que tenemos que hacer todos por
empezar para hablar y para hacer en contra la violencia de género, es modificar
comportamientos mediáticos y comportamientos de toda la sociedad, inclusive
nosotras, como madres, enseñar a nuestros hijos varones a respetar a las
mujeres. Nosotras también, dadoras de vida, tenemos que contribuir en esta
cruzada.
Cristina Fernández, en el
acto de inauguración del Hogar para mujeres víctimas de la violencia doméstica
en Lomas de Zamora, 22/07/13
En la cultura argentina la villa es
siempre utilizada como un instrumento de espectáculo circense. Los villeros
somos como los monitos del circo, las lauchas corriendo en la rueda y analizada
por las ciencias sociales. Para el cine y el teatro sólo somos bárbaros y
salvajes brutos. Y en la política tenemos cientos de políticos que hablan por
nosotros, pero no vivieron lo que vivimos nosotros. Los villeros debemos
expresarnos por nosotros mismos. Los medios son grandes hacedores y trabajadores
por la injusticia mundial y el dolor eterno. No tienen ética y siembran y
cosechan odio, muerte y manipulación. Pero no creo que los medios sean entes
aislados de la ciudadanía, que gobiernan la opinión pública desde otro planeta.
Los medios reflejan una parte de lo que nosotros somos como sujetos, reflejan
el mundo que sostenemos y que cada nuevo día volvemos a avalar y reproducir.
Como dice el dicho popular: “Sarna con gusto no pica”. Si la sociedad no
consumiera esos medios, esos medios no tendrían razón de ser. La
responsabilidad de la manipulación mediática es compartida por esos grandes
medios y por los ciudadanos comunes, es decir, nosotros. Vivimos diciendo que
los medios estigmatizan, discriminan, fomentan el racismo, pero después en la
calle nosotros, en lo micro, reproducimos esos valores y sentimos horror y nos
invade el terror cuando hay un negro de la villa caminando cerca. Uno para
criticar algo debe tener un sustento empírico en su vida. Muchos de los que
dicen que los políticos son todos corruptos tienen un negocio donde cobran
sobreprecios o tienen empleados en negro, o cuando van a comer no dejan el 10
por ciento de propina al mozo... ¿Los medios son manipuladores? Obvio. Si lo
sabe desde mi hermanito de 8 años hasta mi abuela de 70.
César González, director y
escritor de la película Diagnóstico Esperanza, joven oriundo de la Villa Carlos Gardel,
18/07/2013.
También Evita se animó a tener un
discurso físico, era la posibilidad de salir a la escena de lo público junto a
su compañero y establecer un juego de cuerpos que tuvo que ver con su relación
amorosa que exhibieron en la esfera pública. Como Néstor y Cristina
Rosi
Muñoz, nodo Mendoza de la Red
Mujeres con Cristina, 26/07/2013
Y bueno, no se olvide de que
originalmente yo soy un historiador del siglo XIX. ¿No seré también un hombre
del siglo XIX? A fines de ese siglo la gente creía en el progreso técnico y
moral. Tenía esperanzas en un mundo educado y civilizado que estaba aboliendo
la tortura y la esclavitud. Yo creo en esa idea de progreso moral. Pero no soy
necio, y sé que es difícil mantenerlo. Y ya que hablamos de Marx, obviamente el
socialismo era optimista por naturaleza. Creía en la posibilidad cierta del
cambio. Ya ve para qué sirven los historiadores: recuerdan lo que otros quieren
olvidar.
Eric
Hobsbawm, Historiador, 29/03/2009
Los acuerdos provisionales que
robustecen la democracia -en la medida en que son el reflejo de la
participación de distintos actores en múltiples ámbitos de la sociedad- ponen
de manifiesto el núcleo de la diversidad que hace posible la democracia misma.
Es la democracia la que hace posible la expresión de la diversidad de creencias
y deseos y la multiplicidad de argumentos para justificarlas y defenderlas.
Su carácter polémico hace del disenso un ejercicio democrático que sabe de la
imposibilidad para ganar aceptación universal. La imposibilidad del consenso
universal no debe hacernos desestimar una cierta dimensión común necesaria para
el desarrollo de las relaciones entre identidades y para la construcción
democrática en general. De hecho, ella es posible gracias a la existencia de
determinados vínculos comunes que unen a los ciudadanos en relación a ciertos
asuntos de interés público cuyo contenido se define hegemónicamente y es
valorado por ellos en forma conjunta.
Ariana
Reano, de su libro Democracia, Ciudadanía y Exclusión, 2012.
Crear una nueva cultura no significa
solo hacer individualmente descubrimientos “originales”; significa también, y
especialmente, difundir críticamente verdades ya descubiertas, “socializadas”
por así decirlo y por lo tanto hacer que se conviertan en base de acciones
vitales, elemento de coordinación y de orden intelectual y moral. El que una
masa de hombres sea conducida a pensar coherentemente y de forma unitaria el presente
real es un hecho “filosófico” mucho más importante y “original” que el hallazgo
por parte de un “genio” filosófico, de una nueva verdad que permanece como patrimonio de pequeños grupos de
intelectuales.
Antonio
Gramsci, pensador italiano, Cuadernos de
la cárcel. Tomo 4, 1932
La simulación es un valor de la
política, sobre todo democrática, porque renuncia a representar el “fondo de
las cosas” (accesible sólo a los “expertos”) y recurre a crear imágenes que al
pueblo le parecen reales, se le aparecen como sus verdades y éste puede actuar
de modo que lleguen a serlo. Quien juzga por la verdad de lo que, así, se le
presenta es el pueblo, alega Jacques Rancière, un teórico que hoy los
kirchneristas leemos más en la militancia que en la academia. Es decir, en
política democrática el uso del “como si” puede interpretarse desde otra
singularidad, puede no referir a un engaño deliberado o a una especulación
indecente, como la que hace siempre la derecha dominante, sino a la posibilidad
de construir y expandir, en los que nos es común, la potencia transformadora de
lo común. La vitalidad de la política y la democracia reside en esta
posibilidad de imaginar con los otros un mundo habitable por igualitario, y
para imaginar hace falta jugarse a la aventura de lo múltiple, a un juego
interpretativo en el cual la verdad no está garantizada por nada, ni nadie,
sino que hay que construirla.
Ana Laura Herrera,
“Imaginación política y simulación”, integrante de la Red Mujeres con
Cristina, nodo central, 13/01/12
Red Mujeres con Cristina
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