Fragmentos.
Quiero dirigirme a todos y cada uno de ustedes, a los jóvenes trabajadores, a los científicos, a los estudiantes, a los docentes, a los profesionales, a los empresarios, a los productores, a todos, que unan sus esfuerzos porque no podemos permitir un retroceso como vivimos en otras etapas históricas, porque después cuesta mucho remontar la cuesta, sobre todo en un mundo tan complejo, donde también vemos que situaciones similares se replican con todos los gobiernos populares y democráticos de la Unasur y de la América del Sur, que permitieron mejorar la vida de millones y millones de suramericanos. Esto no es una cuestión que nace aquí en la Argentina, esto es una matriz comunicacional, política y judicial que se extiende en toda la región, para identificar a los proyectos nacionales y populares con la corrupción, de modo tal que luego vienen los moralizadores que te dejan sin nada. Pero para cuando esto terminó, ya no te acordás ni de quién sos vos. Esto es lo que ha pasado en la historia de la República Argentina. Por eso, ahora fíjense que de repente aparece este escándalo internacional, que no hace más que revelar lo que muchos ya sabíamos, pero que prolijamente había sido ocultado por los medios de comunicación (…) Esta es la historia argentina. Yo siento por un momento que el pasado nos ha atrapado nuevamente, y les propongo, con inteligencia, porque esto requiere mucha inteligencia, que seamos capaces de conformar un gran frente ciudadano.
Cristina Fernández, hablando frente de los Tribunales de Comodoro Py, el día de su citación por la justicia, 13/04/16
El internet y las redes han abierto un nuevo soporte material de comunicación, tan importante como lo fueron otros soportes materiales de comunicación en el pasado: la imprenta en el siglo XVIII, la radio a principios del siglo XX, la televisión a fines del siglo XX. Se trata de medios de comunicación cada vez más universales, que han llegado para quedarse y que no solo modifican la construcción cultural y educativa de las sociedades, sino la forma de hacer política y de luchar por el sentido común. La masificación y novedad de este nuevo soporte material de comunicación ha generado una sobreexcitación comunicacional que ha sido bien aprovechada por las fuerzas políticas de derecha, que dispusieron recursos y especialistas cibernéticos al servicio de una guerra sucia como nunca antes había sucedido en nuestra democracia y que ha vertido toda la lacra social en el espacio de la opinión pública. Está claro que las redes no son culpables de la guerra sucia; es la derecha, que no tuvo escrúpulo alguno para esa guerra sucia unilateral, la que apabulló el medio. Nosotros atinamos a una defensa artesanal en un escenario de gran industria comunicacional. Al final, esto también contribuyó a la derrota. A futuro, está claro que los movimientos sociales y el partido de gobierno deben incorporar en sus repertorios de movilización a las redes sociales como un escenario privilegiado de la disputa por la conducción del sentido común.
Álvaro García Linera, Vice-presidente de Bolivia, 6/03/16
El mejor ejemplo es el proyecto del Ministerio de Seguridad (…) En ese proyecto se habla de delitos de “investigación compleja”, de “nuevas estrategias de prevención y combate”, del “marco normativo adecuado” (…) Estas instituciones ya existentes hace años para los delitos de narcotráfico han mostrado su inutilidad para mejorar la investigación de esos delitos y han dado lugar a numerosas violaciones de las garantías y en numerosas oportunidades a la nulidad de las investigaciones llevadas a cabo en ese marco (…) Nada se soluciona con el endurecimiento de las leyes o con el otorgamiento de mayores poderes a la policía, sino con el funcionamiento de la agencia policial dentro de los parámetros del estado de derecho, de la legalidad y resguardando los límites de la acción policial en relación con los derechos fundamentales de los ciudadanos, así como combatiendo la impunidad frente a hechos delictivos o de corrupción policial (…) Asimismo existen claras directivas, de aplicación obligatoria, provenientes de los pronunciamientos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (…) “por graves que puedan ser ciertas acciones y por culpables que puedan ser los reos de determinados delitos, no cabe admitir que el poder pueda ejercerse sin límite alguno o que el estado pueda valerse de cualquier procedimiento para alcanzar sus objetivos, sin sujeción al derecho. Ninguna actividad del estado puede fundarse sobre el desprecio a la dignidad humana”;
Lucila Larrandart, profesora consulta de derecho penal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y ex jueza de Cámara de Tribunal Oral en lo Criminal Federal, 20/04/16
Sinceramente creo que no es un plan. Es más simple: se trata de una forma que adquiere la etapa superior del colonialismo que vivimos. Hoy se acabó el neocolonialismo. En el mundo mandan y compiten las corporaciones en el mundo. Ni Mr. Obama ni Frau Merkel están haciendo lo que quieren, sino que el poder político en todo el planeta está sitiado por corporaciones transnacionales a cargo de burócratas que son los CEOs. No son los dueños del capital. No son Henry Ford ni el gordo con cadena de oro y habano de las caricaturas de La Vanguardia de hace cien años. Son gerentes, burócratas que tienen por misión obtener la mejor renta en el menor tiempo para su corporación. Si no lo hacen serán desplazados y sustituidos por otros que esperan su turno. Por eso digo que no es un plan sino una nueva forma de virreinato. Simple y sencillamente. Mandan ellos, es decir las corporaciones transnacionales con sus agentes en funciones políticas. No hay un partido político en combinación con el “establishment” y que funciona como fusible. No. Directamente han tomado el poder, sin mediación política. Ya no nos ocupan por medio de oligarquías ni por nuestras propias fuerzas armadas alienadas en Panamá o en cursos dictados por fascistas franceses. Lo que sucede es que las corporaciones toman el comando de la economía y de la política a través de sus CEOs. Es un fenómeno nuevo dentro del marco del colonialismo, que debe leerse en clave mundial
E. Raúl Zaffaroni, ex juez de la Corte Suprema, 10/01/16
Queremos saber por qué lo hicieron, un dato que los acusados conocen y nosotros no. Entonces sí, claro que para nosotros es importante saber quién puso la bomba, pero esto que estamos buscando hoy es fundamental para dar ese otro paso. Es fundamental para el esclarecimiento. Y tenemos esperanza de que de esta sala de audiencias salga algo, un dato, que eche luz a la causa principal. Consideramos que estamos ante una posibilidad histórica de que quienes saben mucho y callan, hablen. Si les cabe algo de moral, que digan qué supieron antes del atentado, qué supieron después.
Diana Malamud, familiar de víctimas del atentado a la AMIA, 21/03/16
El caso notorio es el de Bahía Blanca y Punta Alta, donde la misma empresa cobraba una tarifa distinta aunque una está al lado de la otra. Cuando la empresa lograba derrumbar al cable local la tarifa más baja volvía a subir y se equiparaba a la otra. Pero la competencia ya no existía. Una vez controlado el mercado se podía avanzar con nuevos precios. El hombre y la mujer común a veces están colonizados semánticamente y no ven estos detalles. Dicen: “se acabó el cepo para la radio”. Ponen una equivalencia entre cepo y normas antimonopólicas. Pero esas normas son el reaseguro de la sociedad para preservar libertades esenciales como la libertad de expresión. Si no, no habrá posibilidad de generar un juicio crítico ante la realidad de que en las sociedades las cosas son como los grandes medios dicen que son. El pluralismo mediático es una necesidad de la democracia y no del mercado. El mercado no busca la justicia ni la igualdad. En la democracia todos pueden ser incluidos. El gobierno parece estar cambiando el eje de las garantías constitucionales. Pasa del eje persona y ciudadano al de cliente, usuario o consumidor. Y además desproteger a los usuarios y consumidores. Solo juegan los que tienen plata. El desfasaje del eje es de gran gravedad institucional. Librar al mercado es soltar los pollitos a manos del zorro.
Miguel Julio Rodríguez Villafañe, Ex juez, 5/01/16
En general, el DNU suprime todo tipo de control del Estado y de la ciudadanía en materia de medios de comunicación. Deja sin efecto los límites a la concentración, anula las herramientas anitimonopólicas de la ley. Y eso es contrario a los estándares internacionales en materia de libertad de expresión. Se ha dicho desde diferentes organismos internacionales que tiene que haber una regulación que evite la concentración en materia de medios de comunicación porque ésta altera, vulnera, lastima, la libertad de expresión. Si hasta Estados Unidos, país liberal si los hay, tiene límites a la concentración mediática. Esto ni siquiera es un liberalismo, esto es un abuso de poder de un grupo concentrado (…) Hace años, la Sigen a propósito de un informe sobre lavado de dinero presentado por Elisa Carrió, había recomendado que el Estado debía controlar profundamente las transacciones de medios por la utilización de dinero proveniente de lavado en ellas. Pues ahora el Estado no va a controlar más nada (…) Es una manera de entender la política. El gobierno cree que la política es que los medios no muestren ciertas cosas y que hagan negocios. Así, cercenan la libertad de expresión (…) No puede gobernar sin obedecer al Congreso, sin seguir las órdenes del Poder Judicial e ignorando la trayectoria que del 83 a esta parte el Estado nacional ha consolidado en materia de derechos humanos. Este decreto es una clara violación a los derechos humanos de toda la ciudadanía.
Graciana Peñafort, abogada y redactora de la ley de medios, 5/01/16
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