#Ni una menos
#Viva nos queremos
Volvemos a marchar, 3 de junio 2016
Fragmentos.
Pensar que solamente el problema es de carácter financiero o económico, me parece que es no comprender la verdadera esencia del problema, que es la matriz política ideológica que ha desencadenado esta verdadera debacle internacional. Creo que en este sentido podemos hacer aportes a esa discusión que irremediablemente viene; que no va a pasar por organismo institucionales tal vez ni va a pasar por grupos normalmente concebidos como grupos de poder en el mundo, porque va a venir un debate que van a provocar las propias sociedades ante la falta de oportunidades, ante la pérdida del trabajo, ante la pérdida del bienestar, y es necesario además reencauzar ese debate en términos de solidaridad y respeto a la condición humana. Porque la historia de la humanidad también demuestra que en momentos de crisis económicas y de crisis sociales sobreviven en algunas sociedades, actitudes, pensamientos muchas veces xenofóbicos, propios también de la condición humana. Hay algo innato en la condición humana a tratar de encontrar culpables, cuando las cosas no salen como uno quiere, cuando uno pierde el trabajo, su casa o las oportunidades de vida. Podemos encontrar en la historia de la humanidad múltiples ejemplos, donde las crisis económicas, la pérdida del trabajo, de las esperanzas y de las ilusiones, dieron lugar a movimientos políticos y sociales que terminaron con verdaderas tragedias de la humanidad.
Cristina Fernández, presidenta de la República Argentina 2007-2015, en la Biblioteca Nacional, 27/02/2009
Desde hace varios años, el vicepresidente de Bolivia suele retomar una afirmación de Marx para relacionarla con los procesos que está viviendo nuestra región. Nos dice que los grandes cambios suelen producirse como oleadas; avanzan hasta cierto punto y después deben retroceder. Y no lo hace con afán poético, porque queda bien la metáfora. Está describiendo algo notablemente real. Cuándo se produce un avance de masas, no se establece hasta dónde debe llegar. Saben contra quién lo hacen y quieren llegar lo más lejos posible. Pero hay un momento en que las fuerzas no alcanzan, sentimos que el que estaba unido a mi brazo ya no está, y se asume que hay que retroceder. La costa vuelve a emerger y reconstruye algunas de sus defensas. Entonces nos reencontramos en un lugar en el que se puede cerrar filas. Y allí se deben sacar enseñanzas para que la ola que viene sea más profunda, resienta más aún las defensas de la costa. Porque la próxima ola va a venir. Vamos a volver. Por la sencilla razón de que no está entre las virtudes de quienes se encuentran en la costa resolver los problemas, las demandas de las mayorías. Cómo en la fábula del escorpión, es inherente a su naturaleza agravarlos, hacerlos más evidentes (…) Errores existen a granel. Máxime cuando transitamos algo nuevo. Hay un aprendizaje obligado. Pero cuando nos referimos a quienes han venido estando a la cabeza de los procesos actuales en la región, tenemos que decir que, lo principal, lo han hecho bien (…) Hubo dificultades estructurales y otras propias del período de crisis que atravesamos. Pero hemos establecido códigos que resuenan en otras latitudes (…) También el humor tiene que ser nuestro, porque si hay algo que nos pertenece y debe nutrir la próxima ola es la alegría de vivir.
Mario Toer, “La ola que viene”, profesor de política latinoamericana, (UBA), 26/05/16
¿qué cambió entonces esa gesta histórica del 3 de junio pasado? Mucho se modificó, pero es todavía mucho más lo que hace falta remover. El machismo es milenario y las violencias de género podemos retrotraerlas a la memoria histórica de la humanidad. Pero ese grito en multitud, que se manifestó hace un año hasta en los rincones menos visibles de nuestras tierras, produjo algo que es bisagra, con sentidos de lo inaugurado aún en construcción. No podemos leer de modo unívoco las motivaciones que lo produjeron. Muchos/as lo hicieron porque quedaba bien. Ahora es necesario hacerse cargo, otra vez desde lo colectivo, de los contenidos que adopte que “vivas nos queremos”, como bien actualiza el lema de este año. Porque no queremos cualquier vida, queremos proponerla desde una perspectiva integral. Nos queremos vivas, con trabajo, con salud, con educación, con autonomía económica, política y sobre nuestro propio cuerpo. El contexto socio-económico es un factor crucial para favorecer o no las posibilidades de salida de las situaciones de violencia. No es casual que sea un marco de ampliación de derechos el que nos animó a soñar y reclamar que no queremos más violencias (…) Por esta razón este 3 de junio más que nunca debemos discutir en qué país vamos a construir la erradicación de la violencia de género. Sabemos que se hace entre todas y fortaleciendo la unidad de las organizaciones populares. La violencia machista nos mata, pero el liberalismo también.
Estela Díaz, “Liberalismo y violencia”, secretaria de género de la CTA, 30/05/16
La oposición –el peronismo, el kirchnerismo, el movimiento obrero organizado, los movimientos sociales, la yuxtaposición de todos estos ismos- debe elaborar una propuesta superadora, sintetizadora, que incluya también algunos deseos imaginarios prometidos por el macrismo en la campaña de 2015. Repasemos aquellas promesas: una mayor institucionalidad en los actos de gobierno, una búsqueda de consensos mayores y una política de encuentro entre sectores no antagónico, un apaciguamiento de la dureza discursiva y de ciertas épicas totalizantes, la necesidad de evitar los absolutos y abrazar los matices, la continuación de muchas de las políticas de kirchnerismo.
Hernán Brienza, “Síganme, ya los voy a defraudar”, periodista, 15/05/16
Creo que la novedad que introdujo el regreso de Cristina es que cumplió con lo que había dicho al final de su mandato, que seguiría siendo una militante y eso es lo que mostró cuando reapareció después de unos razonables días de silencio. Cuando fuimos a verla los intendentes, dijo que esto no era una demostración de fuerza, si había treinta o cincuenta, eso lo dejaba para un cuadrilátero de boxeo. Que acá solo nos unía la convicción, porque no hay una chequera gubernamental detrás. Otro factor importante entre lo que dijo es que si bien todos estamos a favor de la unidad, hay que ver si esa unidad se da en torno a ideas o a personas. Yo me siento más cómodo discutiendo alrededor de ideas, y después lo de las personas vamos viendo. No se trata de acumular dirigentes sino de representar a la gente, dijo. Si juntás a todos los dirigentes pero no representas a la sociedad, la sociedad va a elegir a otro, aunque sea de otro partido. Si uno no está a la altura de las circunstancias, entonces las circunstancias te llevan puesto (…) Yo me siento cómodo con aquellos que quieren construir buscando la mayor base de consensos posible. Además, pertenezco a una generación que llega a la política como fruto de esta invitación que en su momento hizo Néstor Kirchner y somos muchos nuevos intendentes que pensamos así, en el caso de la primera sección la mayoría de los intendentes que ganamos en diciembre somos nuevos. Tenemos una lógica que es de gestión y de asumir un desafío nuevo y muy importante. Tenemos que ser cuidadosos con las expresiones que tenemos porque tanto la provincia como la nación pertenecen a otro signo político y, por el bienestar de nuestros representados, que no son todos del mismo partido, no podemos privilegiar las cuestiones partidarias a nuestros deberes como intendentes. Eso no significa bajar las banderas sino discutir, dialogar con todos, sin abdicar de las ideas sino buscando la mejor manera de resolver los problemas, buscando convencer, no encerrarse. Debemos ser prudentes y gestionar para nuestras localidades.
Ariel Sujarchuk, Intendente de Escobar del FpV, 23/04/16
Me da mucha tristeza y digo: ¿por qué no ser sinceros? Por qué no decir, simplemente: “nosotros pensamos que el Estado tiene que jugar otro rol en el proyecto político, creemos en un Estado mínimo o ausente. Tenemos otro concepto, entonces vamos a sacar todos estos programas que estaban funcionando”. Eso sería decir la verdad. Pero no decir que la gente era ñoqui, que no trabajaba, que había gente de más. Porque esa gente le era útil a ese Estado que quería llegar con todos esos programas a todos los lugares donde llegaba, con todas las posibilidades que se abrieron. Y no solamente se abrieron espacios físicos: se restauraron teatros, se hicieron las famosas Casas del Bicentenario, mucho antes de que yo fuera ministra. Así que eso lo viví como artista, como ciudadana: llegaba a lugares donde antes la gente no tenía ni un lugar para juntarse, y caramba, ¡cómo había cambiado! Hubo un proyecto político que pensó de esa manera la cultura, que generó 400 mil puestos de trabajo a partir de la cultura. No hace falta defenestrar, estigmatizar, humillar a la gente que trabajó horas y horas para llevar adelante estas políticas.
Teresa Parodi, ex Ministra de Cultura, cantautora, 13/05/16
La indiferencia opera con fuerza en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad, aquello con lo que no se puede contar, lo que altera los programas, lo que trastorna los planes mejor elaborados, es la materia bruta que se rebela contra la inteligencia y la estrangula (…) Odio a los indiferentes también porque me molesta su lloriqueo de eternos inocentes. Pido cuentas a cada uno de ellos por cómo ha desempeñado el papel que la vida le ha dado y le da todos los días, por lo que ha hecho y sobre todo por lo que no ha hecho. Y siento que puedo ser inexorable, que no tengo que malgastar mi compasión, que no tengo que compartir con ellos mis lágrimas. Soy partisano, vivo, siento en la conciencia viril de los míos latir la actividad de la ciudad futura que están construyendo. Y en ella la cadena social no pesa sobre unos pocos, en ella nada de lo que sucede se debe al alzar, la fatalidad, sino a la obra inteligente de los ciudadanos (…) Vivo, soy partisano. Por eso odio a los que no toman partido, por eso odio a los indiferentes.
Antoni Gramsci, Odio a los indiferentes, es un texto de juventud de Gramsci publicado en 1917, gran pensador político del siglo XX.
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