Fragmentos.
Mónica
Peralta Ramos, “Del canibalismo social a la democracia participativa”, 1/04/13
Estas cadenas de
medios han escondido, históricamente, la dimensión humana de la política. Yo
miraba a Cristina, a pocos metros del cuerpo del presidente Chávez, y compartí
mi pensamiento con algunos compañeros: todo lo que debe removerle interiormente
un episodio como éste, a poco tiempo de haber vivido ella misma una pérdida
similar […] Hay algunos acuerdos de dirigentes que sólo están basados en
cuentas y negocios. Otros construyen patria. Y los pueblos lo perciben en la
mirada de sus líderes. Y los sienten en carne propia, hechos realidad en los
delantales para el colegio de sus hijas e hijos, en la casa que hoy poseen en
lugar de la casilla, en el salario que antes no tenían, en el pavimento y la
vereda donde estaba el pantano, en sus dientes arreglados.
Carlos
Raimundi, “La dimensión humana”, diputado nacional del partido Nuevo Encuentro,
9/03/13
Es que detrás del
mito de la caja no sólo están quienes se ven privados de parte de la renta
sojera, de la administración de los fondos del sistema de jubilaciones o los
que ven reducido el margen de sus negocios financieros por la regulación del
Central. También se encuentran quienes desde una visión profundamente
antidemocrática se oponen a que el Estado tenga capacidad financiera para
llevar adelante las políticas públicas que se corresponden con un determinado
proyecto de país validado en las urnas. Ellos saben que un Estado sin recursos,
obligado a mendigar el crédito en los mercados internacionales, es la mayor
garantía para que no prosperen proyectos políticos en beneficio de las
mayorías. Saben que un Estado sin “caja” es la mejor forma para que ciertas
minorías perpetúen su poder económico.
Andrés Asiain y Lorena Putero, “la caja
de los K”, 24/03/13
Si apenas el 12,2 por
ciento le asigna “mucha importancia” a la figura del Papa en su vida y el 14,8
“bastante importancia”, cabría preguntarse por qué la información sobre la
renuncia del pontífice católico y todo lo relacionado con su sucesión gana
tanto espacio en los medios de comunicación. A modo de hipótesis –y solo en tal
condición– podría decirse que aún perdiendo fieles y ascendiente institucional,
la Iglesia Católica
sigue teniendo peso real y simbólico en la sociedad occidental y maneja
resortes de poder que la ubican como uno de los actores todavía centrales en la
vida de nuestras sociedades. Su influencia debe ser considerada en la
particular condición de una institución que siendo religiosa se mueve por
intereses seculares y actúa como cara visible de grupos de poder conservadores
que operan a través de ella. ¿Por qué? Porque a cambio de reconocimientos y
favores (muchos económicos y otros que garantizan “inmunidades” en diferentes
terrenos) y con la intención de evitar el ocaso de su incidencia en la vida
política, social y cultural, la jerarquía de la Iglesia Católica
asume la tarea de proponer un discurso religioso conservador y funcional a los
intereses de grupos de poder.
Washington Uranga, “Una distancia
creciente”, 24/02/13
La historia es a
veces impredecible: ¿quién lo sabe? Queremos un papa que asuma como guía para
su pontificado la realidad de las personas y no doctrinas obsoletas que
condenan y no ayudan a la realidad de hoy. Queremos que el pontificado de
Francisco reconozca el derecho y la capacidad ética y moral que tienen las
mujeres a hacer uso del principio católico de la primacía de la conciencia en
caso de una decisión por la interrupción del embarazo. Queremos que el
pontificado de Francisco se deje refrescar por los vientos del Concilio
Vaticano II y abra la posibilidad de una revisión doctrinal y pastoral sobre el
concepto de familia, divorcio, celibato, sacerdocio femenino, derecho de las
mujeres a decidir sobre todos los ámbitos de su vida, uniones entre personas
del mismo sexo y uso del preservativo para la vivencia de una sexualidad libre
y saludable. Deseamos que el nuevo pontífice escuche el clamor de sus fieles y
revise las prácticas de la
Iglesia frente a los autores de abusos sexuales a menores y a
mujeres. Le recomendamos que el diálogo interreligioso, la libertad de
expresión, la acogida a la diversidad sean entendidos como una relectura
evangélica en los días actuales y no como amenaza de los valores evangélicos.
Queremos que el pontificado de Francisco tenga claro su papel en la sociedad
como institución religiosa y no intente imponer sus principios y creencias en
las directrices de los Estados.
María José
Rosado Nunes, de “Católicas por el derecho a decidir”, Brasil, 15/03/13
La otra cara de la
historia: la historia de los conquistados y de su incesante rechazo a ser
incorporados. Eso es lo que se propone contar Richard Gott, periodista de The
Guardian, en El imperio británico. Resistencia, represión y rebeliones […]:
al intento de dominación sigue la resistencia, que provoca una represión feroz,
que anuncia nuevas rebeliones. No hay misión civilizatoria, no hay
consideración por derechos ajenos, no hay piedad: la maquinaria de guerra
avanza sobre los cuerpos de las poblaciones dominadas […] [Gott cree] que en
algún momento, los líderes del imperio serán considerados, “junto a los
dictadores del siglo XX, como los autores de crímenes contra la humanidad en
una escala infame” […] La historia y cómo contarla constituye la identidad de
una nación. […] Es decir, hace a su presente. La actitud del primer ministro
David Cameron frente al tema Malvinas muestra la persistencia de los reflejos
imperialistas en Gran Bretaña […] “Si los británicos de hoy quieren construir
un patriotismo abierto a todos, en algún momento van a tener que incorporar la
maligna experiencia imperial en el retrato de su pasado nacional”, advierte
Gott. En ese sentido, esta contrahistoria […] que apenas parece rozar la
nuestra, en realidad es uno de los volúmenes que más puede hacer por la
resolución de un conflicto anacrónico, que proyecta los fantasmas del siglo
XVIII en el XXI.
Ana María
Vara, doctora en literatura y periodista argentina, sobre el tema Malvinas según
un historiador británico, 05/04/2013.
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