Una política concreta para las mujeres implica contemplar planes de desarrollo precisos para lograr su incorporación a todos los ámbitos de participación y de toma de decisiones. Planes que tengan en cuenta la realidad específica para potenciar el desarrollo de la mujer, como así también que eleven su participación, el conocimiento de sus propios derechos, para que efectivamente, puedan ser parte en la elaboración, ejecución y monitoreo de las políticas públicas.
Desde la Red Mujeres con Cristina diseñamos y llevamos adelante actividades para la formación política de la mujer, para fortalecer su participación democrática, potenciar el juicio crítico y el compromiso en acciones concretas.
El objetivo es doble, pues mientras nos vinculamos entre mujeres en una red de discusión y participación política, también estamos rompiendo con las pautas culturales que nos otorgan un lugar de desigualdad.
Para ser parte de la transformación que experimenta nuestra sociedad decidimos acompañar a la presidenta Cristina Fernandez en su gestión, ejercer nuestros derechos políticos en libertad sumando nuestra mirada y comprometiéndonos en la acción
La noción de género surge a partir de la idea de que lo “femenino” y lo “masculino” no son hechos naturales o biológicos, sino construcciones culturales. Implica tener en cuenta la forma en como aprendemos a ser mujer y a ser hombre en cada cultura y época determinada influenciado por las ideas, creencias y representaciones de tipo religioso, político, económico, jurídico, psicológico, cultural, de etnia y de clase social.
En este sentido, históricamente se ha reservado, para el hombre, el espacio público de la producción; y para la mujer, el espacio privado de la reproducción “ser madres” y el cuidado de los otros. Esta distribución de espacios de lugares a ocupar lleva a la independencia económica y al reconocimiento social para los hombres mientras que a las mujeres se las condiciona a la dependencia económica y afectiva; lo que genera inferioridad de oportunidades.
Aunque en la actualidad las mujeres contamos con más derechos reconocidos, mejor acceso a la educación y al trabajo, continuamos percibiendo menos ingresos que los hombres y seguimos teniendo menos incidencia en la toma de decisiones públicas y en la participación política
Entendemos que la participación colectiva en el ámbito de lo público es central para la redefinición de la situación de subordinación que vivimos las mujeres. Reconocernos como actores sociales, políticamente activas, es una condición indispensable para comenzar a repensar y modificar las situaciones de avasallamiento de nuestros derechos.
Desde la Red Mujeres con Cristina diseñamos y llevamos adelante actividades para la formación política de la mujer, para fortalecer su participación democrática, potenciar el juicio crítico y el compromiso en acciones concretas.
El objetivo es doble, pues mientras nos vinculamos entre mujeres en una red de discusión y participación política, también estamos rompiendo con las pautas culturales que nos otorgan un lugar de desigualdad.
Para ser parte de la transformación que experimenta nuestra sociedad decidimos acompañar a la presidenta Cristina Fernandez en su gestión, ejercer nuestros derechos políticos en libertad sumando nuestra mirada y comprometiéndonos en la acción
La noción de género surge a partir de la idea de que lo “femenino” y lo “masculino” no son hechos naturales o biológicos, sino construcciones culturales. Implica tener en cuenta la forma en como aprendemos a ser mujer y a ser hombre en cada cultura y época determinada influenciado por las ideas, creencias y representaciones de tipo religioso, político, económico, jurídico, psicológico, cultural, de etnia y de clase social.
En este sentido, históricamente se ha reservado, para el hombre, el espacio público de la producción; y para la mujer, el espacio privado de la reproducción “ser madres” y el cuidado de los otros. Esta distribución de espacios de lugares a ocupar lleva a la independencia económica y al reconocimiento social para los hombres mientras que a las mujeres se las condiciona a la dependencia económica y afectiva; lo que genera inferioridad de oportunidades.
Aunque en la actualidad las mujeres contamos con más derechos reconocidos, mejor acceso a la educación y al trabajo, continuamos percibiendo menos ingresos que los hombres y seguimos teniendo menos incidencia en la toma de decisiones públicas y en la participación política
Entendemos que la participación colectiva en el ámbito de lo público es central para la redefinición de la situación de subordinación que vivimos las mujeres. Reconocernos como actores sociales, políticamente activas, es una condición indispensable para comenzar a repensar y modificar las situaciones de avasallamiento de nuestros derechos.
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