aqui estamos!

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"NADIE PUEDE SER FELIZ SIN PARTICIPAR EN LA FELICIDAD PÚBLICA, NADIE PUEDE SER LIBRE SIN LA EXPERIENCIA DE LA LIBERTAD PÚBLICA, Y NADIE, FINALMENTE, PUEDE SER FELIZ O LIBRE SIN IMPLICARSE Y FORMAR PARTE DEL PODER POLÍTICO"

HANNA ARENDT

"LO IMPORTANTE ES QUE PODAMOS DISCUTIR, RAZONAR Y ENTONCES, NO HACER SOLAMENTE EJERCICIO POLITICO DE OPOSICIÓN, SINO ESCENCIALMENTE TRABAJAR POR LOS INTERESES DE NUESTROS REPRESENTADOS"

CRISTINA FERNANDEZ

jueves, 11 de septiembre de 2014

Para pensar, debatir, comprender

Fragmentos.


Hélder Camara, que fue un obispo que iluminó toda nuestra militancia juvenil, también junto al padre Mujica, decía que cuando él se ocupaba y se preocupaba de los pobres, los trataban de bueno y misericordioso y cuando preguntaba cuál era la razón de que hubiera tantos pobres, lo tachaban de comunista. Entonces, creo que es importante volver a ver el problema de la pobreza, no como una cuestión meteorológica, un fenómeno que nace después de la lluvia como los hongos, sino de profundas inequidades e injusticias en la distribución del ingreso y, precisamente nuestro continente, que es, pese a que tiene grandes riquezas, el continente donde más inequitativamente se distribuye la riqueza. Y esa, tal vez, no es la única causa, pero tal vez sea una de las causas donde los sectores más vulnerables nos encontremos con los problemas con que nos encontramos. Por eso, es bueno abordar los problemas en su integralidad, no verlos solamente desde una perspectiva, porque si lo vemos solamente desde un lado, corremos el riesgo de no identificar adecuadamente las causas del problema.
    Cristina Fernández, acto de presentación del programa contra las adicciones, 1/09/14

Mientras los sectores medios y altos logran trasladar una parte de estas responsabilidades al mercado, contratando empleadas domésticas o servicios educativos y de cuidado, para los hogares más pobres esta opción es mucho más remota y depende en su mayor parte de los servicios públicos o de las redes familiares y comunitarias. Este hecho tiende a profundizar las brechas no sólo de género, sino también sociales (…) Así, una significativa cantidad de mujeres adicionan tareas y responsabilidades en su vida cotidiana restando tiempo al descanso, al esparcimiento y sumando la presión de atender distintas esferas en simultáneo, procurando que ninguna se desmorone (…) podemos observar la construcción de un nuevo sujeto social: las mujeres malabaristas. Mujeres todoterreno que cargan sobre sí un sinnúmero de tareas y responsabilidades, en pos del bienestar familiar (…) Si hasta el siglo XX las políticas públicas se diseñaban e implementaban a partir de concebir un determinado modelo de organización familiar con varón proveedor y mujer ama de casa (mamá, papá e hijos convivientes y con tareas diferenciadas), hoy tienen que promover la redistribución de responsabilidades dentro y fuera del hogar (…) El Estado, para ello, tiene un rol central. De otro modo, el bienestar social seguirá sosteniéndose de forma cotidiana gracias a los esfuerzos, rara vez recompensados, de mujeres que hacen malabares día a día. La pregunta es si esto es, además de justo, sostenible.
    Eleonor Faur, “Mujeres malabaristas”, doctora en ciencias sociales 11/07/14

El general se acercaba a su muerte, él lo sabía, con un problema enorme sin resolver: como darle continuidad al peronismo (…) Pero su muerte fue en sí misma un golpe político fenomenal. Los casi 30 años transcurridos desde aquel mítico 17 de octubre de 1945 hasta ese dramático julio de 1974 forjaron en los sectores populares una conciencia muy particular. Es frecuente ver a esas masas como el telón de fondo, la escenografía que da el marco a la épica justicialista. Sin embargo, todo líder, todo caudillo, forma y es formado por las multitudes, por los trabajadores. El rol de catalizador y aglutinador de esa masa dispersa no se construye desde la lógica institucional. Por eso en gran medida esos líderes son insustituibles. Perón, entre otras muchas cosas, fue un producto de los trabajadores argentinos, y su muerte generó un vacío político desgarrador, la antesala de una tragedia. Detrás de ese ¡viva Perón! con los dedos en V había mucho más que un simple culto a la personalidad (…) No son muchos los movimientos políticos carismáticos que sobreviven a su fundador. Pero el peronismo no sólo es una lógica política, (…) tampoco son muchos los líderes mundiales que han podido despedirse de las multitudes que los encaraman diciéndoles para emoción de todo aquel que tenga sangre en las venas: “Llevo en mis oídos la más maravillosa música, que es la palabra del pueblo argentino”.
    Sergio Wischñevsky, “Llevó en sus oídos”, historiador, periodista, 1/07/14

Esta historia discute la legitimidad del poder, habla de cómo y por qué se puede ordenar a los otros que hagan cosas. Lo escribí en el ´76, en medio de la dictadura. En el ´88, cuando se acabó la dictadura y estábamos discutiendo la nueva Constitución, ese libro fue fundamental en las escuelas, porque hablaba de la legitimidad de las leyes, del consenso que se necesitaba para construirlas (…) [Había una vez un tirano] fue un libro que escribí en el fin de la dictadura, surgió porque me había cansado de llamar a ese tirano rey. Dije: ¡No quiero más reyes, a este lo voy a llamar tirano, y ya! (…) así apareció un general con todas sus medallas, sus prohibiciones. Cuando lo imaginé, pensaba mucho en Chile en ese momento, porque Brasil, ya en el ´81, estaba un poco más relajado. Pero en Chile era muy fuerte ese general que prohibía todo. Ese libro fue leído en las escuelas de Brasil, los militares lo dejaron pasar. Tal vez porque los censores no leían libros para niños. Y después, con la democracia, yo pensé: el libro se acabó, ya no habla de lo que nos pasa. Sin embargo, hoy en día ese libro está traducido hasta para tres países árabes (…) Yo quería que no fuera útil en parte alguna, pero ahí está. Entonces, sobre el efecto político, no sé exactamente cuál es, pero que lo hay, lo hay.
    Ana María Machado, escritora brasileña, 9.03.2014.      

El único escenario limpio hubiera sido no estructurar la economía alrededor de un endeudamiento fenomenal administrado por el sistema financiero, según el diseño que comenzó José Alfredo Martínez de Hoz con la dictadura y terminó de cerrar Domingo Cavallo, en los ’90. En el medio, con pujas, disidencias y disciplinas, todos los partidos, desde el PJ y la UCR, hasta los progresistas de la Alianza, quedaron involucrados en esa deconstrucción nacional. A partir de allí todos los escenarios fueron difíciles y tienen costos y beneficios. No hay nada gratis. Tampoco se puede decir que la intención del gobierno haya sido prometer el paraíso. Una cosa es no volver al infierno y otra prometer el paraíso. Es el cuadro de situación (…) Con la reestructuración de la deuda, el escenario fue mejor que el de 2001. De hecho, el crecimiento alcanzó marcas históricas. En ese sentido le fue mejor que nunca. La negociación fue correcta, pero aun así el país tenía problemas para acceder al mercado de capitales. No estaba bloqueado como si se mantuviera el default, pero los intereses que debía pagar eran mucho más altos que las tasas corrientes. Hubo un escenario mejor, pero al mismo tiempo problemático. Otra opción era no pagar, o declarar ilegal un tramo de la deuda como hizo Ecuador. Tampoco son escenarios idílicos. Tienen costos y beneficios también. Néstor Kirchner consideró que tenían más costos y menos beneficios y optó por negociar una quita considerable con los acreedores. Y para atenerse a las normas internacionales que encuadran la reestructuración de deudas soberanas debió consensuar con más de las dos terceras partes de los acreedores.
    Luis Bruschtein, “El paraíso no existe”, Periodista, 23/08/14

Pensar significa traspasar (…) El verdadero traspasar conoce y activa la tendencia, inserta en la historia (…) En sentido primario, el hombre que aspira a algo vive hacia el futuro; el pasado sólo viene después; y el auténtico presente casi todavía no existe en absoluto. El futuro contiene lo temido o lo esperado; según la intención humana, es decir, sin frustración, sólo contiene lo que es esperanza.
    Ernst Bloch: El principio esperanza [1], Trotta, Madrid, 2004, pp. 26/27

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