aqui estamos!

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"NADIE PUEDE SER FELIZ SIN PARTICIPAR EN LA FELICIDAD PÚBLICA, NADIE PUEDE SER LIBRE SIN LA EXPERIENCIA DE LA LIBERTAD PÚBLICA, Y NADIE, FINALMENTE, PUEDE SER FELIZ O LIBRE SIN IMPLICARSE Y FORMAR PARTE DEL PODER POLÍTICO"

HANNA ARENDT

"LO IMPORTANTE ES QUE PODAMOS DISCUTIR, RAZONAR Y ENTONCES, NO HACER SOLAMENTE EJERCICIO POLITICO DE OPOSICIÓN, SINO ESCENCIALMENTE TRABAJAR POR LOS INTERESES DE NUESTROS REPRESENTADOS"

CRISTINA FERNANDEZ

jueves, 13 de agosto de 2015

Para pensar, debatir, comprender

Fragmentos.


Ustedes dirán por qué hablamos por cadena nacional. (…) en realidad, esta comunicación con la sociedad es para que se sepa todo lo que se hace, todo lo que se invierte y, fundamentalmente, que la gente se empodere de estas políticas. Estas políticas son para empoderar a la sociedad, son conquistas, son derechos que estas han logrado. Derechos que nos discutieron mucho cuando los logramos, nos discutieron todo, nos discutieron desde la recuperación de las AFJP, que nos permitió mejorar a nuestros jubilados; nos discutieron la movilidad jubilatoria, que no era la adecuada; nos discutieron y nos votaron, por supuesto, todo en contra en esa época, el tema de YPF, Aerolíneas Argentinas. Y la verdad que hoy, ver reconocer estas políticas, por un lado nos pone muy contentos, por parte de la oposición me refiero, ¿no?, pero por otro lado nos hace reflexionar: ¿cuánto tiempo habríamos ahorrado? ¿Cuántas cosas más podríamos haber hecho? ¿Cuánto más tiempo podríamos haber logrado en mejoras si en lugar de oponerse por oponerse, nos hubiéramos puesto de acuerdo y llevado las cosas adelante? A lo mejor ya podríamos haber hecho muchas otras cosas que seguramente serán tarea del próximo gobierno.
    Cristina Fernández, inauguración del Centro Articulador de Políticas Sanitarias en Río Gallegos, 23/07/15

El Poder Judicial entendido sobre la base de esa tradición autoritaria tiene una organización estamentaria, feudal, de jerarquías que fomentan el disciplinamiento como modo de pertenencia (…) En defensa de esos rituales cada tanto aparece un grito histérico que pretende presentar a los demás poderes del Estado como agrediendo al Poder Judicial. Cuando además el Ejecutivo está encarnado por un gobierno popular, peor. La antipatía aumenta y se potencia gracias a la actuación de medios de comunicación monopólicos que expresan a sectores poderosos. El sector conservador del Poder Judicial es receptivo a ese poder y a su vez ese poder concentrado usa a la corporación para ampliar, exagerar y manipular. Hay un acuerdo tácito. Una cartelización corporativa. Se trata de uno de los sectores corporativos que se transformaron en núcleos encallecidos (…) Primero las Fuerzas Armadas, que se expresaron a través de los carapintadas y exageraron la mitología según la que nacieron antes que la patria mientras se apoyaban en códigos, escritos y no escritos, como el que reivindicaba un supuesto honor especial por encima de la propia Constitución. Después fue el turno de las policías gangsteriles. Su mito fue el martirio. El riesgo de la muerte de los policías colocado al estilo de una justificación para cualquier cosa, como si dijeran esto: “Somos un poco asesinos y un poco corruptos pero ponemos el cuerpo”. Hubo una intervención democrática sobre la corporación militar. Hubo una intervención democrática, sobre todo en las fuerzas de seguridad federales más que en muchas de las fuerzas provinciales. El Poder Judicial resistió más y mantuvo en buena medida su carácter de poder faccioso: cuando su rol corporativo se ve apenas amenazado busca alianzas por fuera del sistema institucional.
    Félix Crous, fiscal y dirigente de Justicia legítima, 12/07/15

La batalla cultural por el sentido multiplicó oportunidades de ajustar las percepciones ciudadanas y en paralelo, se incrementaron los operativos sobre las conciencias por parte de quienes disputan el poder a la Política. En América latina, grandes sectores populares aprendieron a reconocer operaciones y las discrepancias entre palabras y acciones de muchos candidatos a representarlos. Aun los ciudadanos a quienes décadas de resignaciones abandonaron al escepticismo (¿Para qué luchar si “Todos mienten”? ¿Por qué “si se agota el planeta y el futuro” no disfrutar de “la fiesta”?) hoy vinculan sectores e intereses y cuestionan a aquellos cuyas convicciones “republicanas” no alcanzan siquiera a asumir con dignidad los debates que reclama la democracia.
    Marta Riskin, “Los mapas”, Antropóloga UNR, 29/07/15

Mocionar lista única o competir entre varias es una decisión táctica, política, que está legalmente admitida. Desde ya es discutible y los ciudadanos pueden expresarse críticamente con su palabra o migrando a otras fuerzas. Elevar esa opción a paradigma moral repite un sesgo fastidioso de las polémicas públicas nativas: indignarse como método, transformar cualquier debate en un dilema ético. Cuando “todo” se describe como imperativo moral, la acción política cede terreno. La politóloga Chantal Mouffe explica bien que la política democrática es agonística, competitiva, lo que puede hacerse con fervor y hasta fiereza. Pero siempre reconociendo un espacio común en el que “el otro” es adversario y no enemigo: lo enfrento aunque sabemos que tenemos una identidad común. Lo moral divide aguas: el que se aparta no merece ser reconocido porque no es diferente sino indigno: los valores no son negociables ni renunciables. En este caso, too much. Sobre todo porque la mayoría de las fórmulas va en lista única. (…) Las argumentaciones son válidas y si se polemiza es porque se cree en la importancia del temario. La calidad de la controversia, por ahí, se elevaría si se le quita arrogancia y sectarismo. Y se le añaden lecturas informadas. La valoración es omnipresente e irrenunciable, también debería serlo la admisión de otras lógicas o ideologías, con perdón de la palabra.
    Mario Wainfeld, “Recuerdo de provincias y de campaña”, periodista, 26/07/15

La violencia simbólica que supone el patriarcado, la dominación que se juega como violencia simbólica, generando un universal que deja afuera, se inscribe en prácticas, en instituciones, en el lenguaje. No alcanza con tomar conciencia es un proceso largo de deconstrucción, de reflexión permanente, de alertas y ciudades. Hay algo interesante para jugar en el recuperar las formas de lo comunitario.
    Estela Díaz, Secretaria de género CTA, candidata a diputada nacional por el FpV, en la Conversación Política de la     RMcC, 11/07/15

Yo no crecí en una familia en la que se hablara de política. Había un gran silencio que venía del miedo, no de la complicidad, sino del más absoluto terror. No lo he hablado con mi vieja porque murió siendo yo muy chica, pero creo que había una conciencia enturbiada del horror. Debe haber sido difícil para un adulto pensar qué decirle o no a un chico, cómo manejar el miedo. Yo no preguntaba, siempre fui muy silenciosa. Sabía que de ciertas cosas no se hablaba. Nunca mi vieja me dijo: “no preguntes”, “de eso no se habla”. Los que pasamos la dictadura siendo muy chicos quizá tengamos algo compartido en relación con los silencios (…) Pero no sé si ese silencio se entiende... Yo lo he aceptado como el momento en que me tocó nacer, siendo muy consciente de que me daría vergüenza quejarme del silencio de mi infancia sabiendo de qué manera la dictadura destrozó a tanta gente y cuánto nos dañó como comunidad. Yo acepto que el silencio estuvo ahí, pienso sobre eso, vuelvo sobre eso cuando escribo y trato de ser muy responsable en los análisis que hago. Cuando oigo gente que se queja porque dice que el país ahora está dividido, cuando veo las discusiones apasionadas de estos tiempos, me digo: “¡sí, democracia; digan lo que quieran!”. Es como una fiesta que haya discusiones políticas.
    Eugenia Almeida, escritora cordobesa, 27/07/15

De las anónimas gentes, de las sufridas gentes, explotadas gentes, aprendí que la paz es fundamental, indispensable. Pero la paz implica luchar por ella. La paz se cría, se fortalece en y por la superación de realidades sociales perversas. La paz se construye en la construcción incesante de la justicia social. Por eso no creo en ningún esfuerzo, por más que se autotitule “educación por la paz”, que, en lugar de revelar la injusticias del mundo, las torne opacas e intente miopizar a sus víctimas.
    Paulo Freire, El grito manso, 2008, destacado intelectual brasileño.

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