aqui estamos!

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"NADIE PUEDE SER FELIZ SIN PARTICIPAR EN LA FELICIDAD PÚBLICA, NADIE PUEDE SER LIBRE SIN LA EXPERIENCIA DE LA LIBERTAD PÚBLICA, Y NADIE, FINALMENTE, PUEDE SER FELIZ O LIBRE SIN IMPLICARSE Y FORMAR PARTE DEL PODER POLÍTICO"

HANNA ARENDT

"LO IMPORTANTE ES QUE PODAMOS DISCUTIR, RAZONAR Y ENTONCES, NO HACER SOLAMENTE EJERCICIO POLITICO DE OPOSICIÓN, SINO ESCENCIALMENTE TRABAJAR POR LOS INTERESES DE NUESTROS REPRESENTADOS"

CRISTINA FERNANDEZ

jueves, 20 de abril de 2017

Para pensar, debatir, comprender..................

Fragmentos.

Es cierto que el 17 de octubre se expresó como una gran movilización pero yo creo que fue el más formidable acto de conciencia nacional y popular de los argentinos, de la Nación Argentina, que se expresó en ese reclamo de la libertad, de queremos a Perón. Perón estaba preso y el pueblo pedía su libertad. En realidad no salieron a pelear a las calles o a movilizarse o a expresarse por la libertad de Perón, era la libertad de ellos la que estaba en juego, porque cuando Perón se va del gobierno, cuando luego lo toman preso, muchos patrones le decían a los obreros cuando iban a reclamar el pago del aguinaldo: “andá a pedírselo a Perón” (…) Pero este 17 de octubre me parece que tiene que ser un acto de análisis y de militancia. ¿De análisis de qué? De la situación, del estado de la Nación Argentina y de la situación del Pueblo, porque Nación y Pueblo son dos categorías históricas para nosotros como militantes del movimiento nacional, popular y democrático. Fíjense que evito hablar solamente de peronismo porque mucha gente que integra este movimiento nacional, popular y democrático no se identifica con nuestra historia del peronismo, porque muchas veces las diferencias no son de ideas, son distintos momentos históricos, distintas identidades, y eso muchas veces puede llevar a la confusión de creer que pensamos cosas diferentes, y muchas veces la forma de expresarlas, las propias procedencias, las propias historias son las que nos condicionan y nos llevan a pensar que pensamos diferente. Pero yo no creo que si uno indaga en las grandes mayorías nacionales tengamos ideas tan diferentes acerca de la Nación. 
Cristina Fernández, 18/10/16

La violencia de género parece imparable. Por ello pedimos justicia, mejores presupuestos, políticas integrales y también un trato respetuoso de los medios de comunicación. Cuando hablamos de que es cultural también hablamos de estas cuestiones. Los medios de comunicación siguen reproduciendo el modelo machista en sus titulares y en las notas donde filtran los chats, las fotos, las autopsias. La semántica es fundamental. Hay un nuevo lenguaje que deben aggiornar para referirse a estos casos, hay que reformular los códigos de ética profesional y capacitarse en materia de derechos (…) ¿A quién le interesaba si Micaela militaba, si Ángeles era buena alumna, o si a Melina le gustaba ir a bailar, si Nora Dalmaso tenía amantes, qué importaba si Marina y María José viajaban solas? No importaba nada, porque todas fueron asesinadas y porque ninguno de esos hechos estuvo relacionado con el crimen. Sin embargo, la vida privada de cada una de ellas fue expuesta de la manera más vil en los medios y en las redes sociales. Tenemos una obligación como sociedad, como profesionales, como dueños o trabajadores de los medios de comunicación de no seguir reproduciendo la violencia. 
Claudia Fernández Chaparro, “Nada de disculpar”, especialista en infancia, 11/04/17

Si la política había estado organizada en torno al Estado, no resultó accidental, entonces, que el repliegue del Estado desorganizara la política. Este fenómeno se hizo más evidente cuando se desvaneció el encantamiento inicial con la democracia. A partir de mediados de la época del 80, comenzó a agotarse la euforia despertada por la clausura catastrófica de la dictadura militar y su remplazo por una democracia política que se inauguró el vasto respaldo de la ciudadanía. Como consecuencia, segmentos mayoritarios de la ciudadanía  llegaron a la conclusión que la democracia no solucionaba, por sí misma, los problemas sociales y económicos que se agudizaron durante aquella década. Como consecuencia de ello se extendió el síndrome del desencanto con la democracia, que se fue intensificando en la medida que la crisis económica y social pareció tornarse irreversible. En la Argentina, así como en Perú, Bolivia, apareció un síndrome que podría ser definido como desorden de la política (…) El rasgo predominante de este síndrome no fue la inestabilidad política y los riesgos de quiebre democrático (…) Más bien, lo que define al síndrome de desorden de la política es la perdida casi absoluta de la capacidad del gobierno, y de la acción política en general, para afectar el curso de los procesos económicos y sociales. Estos, entonces, quedan librados a los espasmos de la especulación financiera y de la falta de confianza.  
Marcelo Cavarozzi, Autoritarismo y democracia (1955-1996), Ed. 1997, doctor en ciencias políticas, profesor de FLACSO y UNSAM.

Hace ya más de dos meses, Juan José Gómez Centurión, director de la Aduana, dijo en un programa de televisión que no hubo un plan sistemático para desaparecer personas durante la última dictadura. La postura oficial, difundida por un comunicado de la Secretaría de Derechos Humanos y replicada luego por algunos funcionarios a los que se les preguntó sobre el tema, fue que se trataba de una “opinión personal” que “el gobierno” no comparte  (…) Lo peor de Gómez Centurión no es tanto lo que dijo, sino que era funcionario cuando lo dijo. Y que lo sigue siendo (…) Gómez Centurión no fue condenado, pero reconoció públicamente y hasta reivindicó haber sido parte de los alzamientos militares. Y el artículo 36 de la Constitución Nacional dice que quedan “inhabilitados a perpetuidad para ocupar cargos públicos”  los autores de “actos de fuerza contra el orden constitucional y el sistema democrático”. Hemos establecido entonces que Gómez Centurión no debería ser funcionario aunque el gobierno reivindique la “libertad de expresión”. Pero sus declaraciones dan cuenta de otra cosa que está ocurriendo: la habilitación social promovida o al menos consentida por el gobierno para relativizar los crímenes del terrorismo de Estado. 
Victoria Ginzberg, “Escribir la historia”, periodista, 25/03/17
Nadie contó a los detenidos desaparecidos como tampoco a los judíos víctimas del Holocausto u a otras minorías que padecieron el genocidio nazi. Son imperfectos, “fechados” los datos del “Nunca Más”, conseguidos en los albores de la recuperación democrática. En un profundo artículo publicado en El Dipló de marzo, el investigador Daniel Feierstein explica que “la aparición de casos deja claro que cualquier cifra a la que se arribe no es más que una aproximación parcial”. Una verdad sencilla, casi de Perogrullo, que se ratifica cada vez que un nieto apropiado recupera la identidad. O que una familia que calló por años, se anima, en el nuevo contexto. O cuando se desclasifican documentos o se reconocen cuerpos mediante el sabio uso del ADN. Feierstein cuenta que él mismo dirige una investigación en Tucumán. La Conadep registró allí 609 casos, bajo la sombra de la ignorancia y del terror todavía latente. Los estudios que conduce Feierstein corroboran el doble de casos (ya registrados). 
Mario Wainfeld, “La costumbre que sigue creciendo”, periodista, 25/03/17

Los vínculos sociales son lo más importante. La familia y los amigos son, en cierto modo, lo que somos. La vida está hecha de las relaciones que entablamos. La vida es conocer al otro, descubrir nuevos lugares, transitando la realidad palpable. No creo que los vínculos digitales puedan reemplazar a los presenciales. Es una época en la que confundimos mucho el conocer al otro. Creemos conocer a mucha gente porque la seguimos o nos seguimos en Facebook o en Twitter. La gente cree conocerse mucho y no se conoce nada. ¿Uno puede ser amigo de 3 mil personas porque te siguen en Facebook? Cuando éramos chicos nos preguntábamos si podíamos ser amigos (…) Suelo ir a la Plaza cada 24 de marzo, porque es una fecha que me parece importante recordar, siempre. La democracia hay que defenderla todos los días, pero mucho más hay que ponerle el cuerpo en el aniversario del golpe.
Cecilia Roth, Actriz, 31/03/17 

La actividad científica es una cuestión que implica un esfuerzo fantástico; quien es incapaz de construir hipótesis nunca será un científico. También en la actividad política hay una gran parte de imaginación; pero en la actividad política, la hipótesis no es de hechos inertes, de materia opaca a la vida; la imaginación en política tiene como elementos a los hombres, a la sociedad de los hombres, al dolor, a los afectos, a las necesidades de la vida de los hombres. Si un científico se equivoca en su hipótesis, no es tan grave (…) Si el hombre político se equivoca en su hipótesis, es la vida de los hombres la que corre peligro, es el hambre, es la rebelión, es la revolución para no morirse de hambre. En la vida política, la actividad de la imaginación debe estar iluminada por una fuerza moral: la simpatía humana; y queda ensombrecida por el diletantismo, igual que entre los científicos. El diletantismo que en este caso es falta de profundidad espiritual, falta de sensibilidad, falta de simpatía humana.
Antonio Gramsci, Odio a los indiferentes, Ed. 2011, pensador italiano

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