aqui estamos!

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"NADIE PUEDE SER FELIZ SIN PARTICIPAR EN LA FELICIDAD PÚBLICA, NADIE PUEDE SER LIBRE SIN LA EXPERIENCIA DE LA LIBERTAD PÚBLICA, Y NADIE, FINALMENTE, PUEDE SER FELIZ O LIBRE SIN IMPLICARSE Y FORMAR PARTE DEL PODER POLÍTICO"

HANNA ARENDT

"LO IMPORTANTE ES QUE PODAMOS DISCUTIR, RAZONAR Y ENTONCES, NO HACER SOLAMENTE EJERCICIO POLITICO DE OPOSICIÓN, SINO ESCENCIALMENTE TRABAJAR POR LOS INTERESES DE NUESTROS REPRESENTADOS"

CRISTINA FERNANDEZ

viernes, 28 de julio de 2017

Para pensar, debatir, comprender...........

Fragmentos.

Se me ocurre la necesidad, para no poner en crisis la democracia entre otras cosas, de construir nuevas arquitecturas institucionales aprovechando a través de la extraordinaria difusión de las redes sociales de mecanismos por los cuales los ciudadanos puedan reclamar, exigir el cumplimiento de los programas electorales. Esto es clave para la construcción democrática. Esto es clave, además, para detener el avance de la derecha. Porque el avance de la derecha lo hacen también sobre la destrucción de la política y la democracia. Preservar a la democracia, preservar los contratos sociales entre los ciudadanos cuando votan y los dirigentes cuando llegan al gobierno no es solamente una cuestión de convicciones o de ética es una cuestión de continuidad y seguridad democrática. No habrá democracia y las derechas seguirán avanzando en la medida que todo sea igual. Sea igual decir la verdad que mentir. Y es más, luego el neoliberalismo tuerce este y dice: la política y los políticos son todos iguales para finalmente siempre proponer situaciones extremas, salidas por derecha que es típico, además, de toda sociedad en desesperación.
Cristina Fernández, en el Parlamento Europeo, 11/5/17

El gran escritor Petros Markaris, creador de novelas policiales que se dan  durante la crisis griega, arranca Liquidación Final con su personaje central, el comisario Kostas Jaritos, encontrando cuatro jubiladas muertas en un departamento. Dejaron una nota. La transcribo, sin comentarios.“Somos cuatro mujeres jubiladas, solas en el mundo. No tenemos hijos ni perros. Primero nos recortaron la pensión, nuestra única fuente de ingresos. Después tuvimos que buscar a un médico privado para que nos recetara nuestros medicamentos, porque los médicos de la Seguridad Social estaban de huelga. Cuando por fin conseguimos las recetas, en la farmacia nos dijeron que no servían porque la Seguridad Social les debe dinero y que tendríamos que pagar las medicinas de nuestro bolsillo, de nuestra pensión recortada. Nos dimos cuenta de que somos una carga para el Estado, para los médicos, para las farmacias, para la sociedad entera. Nos vamos, así que no tendrán que preocuparse por nosotras. Con cuatro jubiladas menos, mejorarán sus condiciones de vida”.
Raúl Kolman, “Liquidación final”, periodista, 1/07/17

La revolución se acabó en el 90. Una parte del Frente Sandinista se enriqueció en nombre del pueblo. Los sueños todavía están pendientes (…) dos cosas: recuperar esa memoria, darle voz a esos protagonistas que quedaron silenciados con la derrota electoral en el 90 y con el fin de la revolución. Recuperar la memoria también como una forma de sanar. Y por otro lado, honrar el pasado. No fue una vergüenza lo que vivimos, no fue algo que no valió la pena. Los estudiantes dicen: “nosotros ahora somos apáticos a involucrarnos en cuestiones políticas porque nuestros padres nos han dicho que no nos metamos en eso porque a ellos les fue mal”. El mensaje que se ha dado a la juventud es “no se metan en nada que sea entregar la vida por un proyecto político porque en Nicaragua fracasó” [Se] trata de honrar ese pasado: sí valió la pena porque la gente aprendió a leer, a escribir, porque hubo una defensa del país, porque las mujeres y los hombres también aprendieron a reclamar por sus derechos, los trabajadores pueden salir a la calle y hay movimientos sociales fuertes, opositores incluso al gobierno.
Gabriela Selser, periodista y escritora argentina, sobre la experiencia sandinista en Nicaragua, 4/07/17

Enrique Dickmann, entonces un joven socialista que se acercaba a la manifestación del 1º de Mayo en Plaza Lorea –allá por el inicio de los años novecientos–, fue testigo de una irrupción de la policía, que revistió un gran salvajismo. Dickmann dejó un escrito extraordinario sobre lo que presenció. Sin aviso previo comenzaron los disparos y quedaron muchas víctimas, desangrándose en el pavimento, ante la estatua de Mariano Moreno (…) La violencia condensada del macrismo ya incluye balas de goma y de plomo, una Justicia ficticia e ilegítima, medidas administrativas para pensar la “revolución del trabajo”, sinónimo de “desrevolución o “destrabajo”, por tanto, el lenguaje oficial como inversión sistemática del sentido corriente de las palabras. Acto eufemístico también represivo, que hace en su médula habitar al espectral “vecino”. Término inocente, al que se le brindan plazoletas de cemento con sombrillas ilusorias, apócrifas. Todo en nombre de esa supuesta inocencia vacacional, de esa abstracta condición vecinal, que en la vida real implica oscuras y a veces sórdidas batallas (…) Hay otras evidencias de la violencia condensada macrista, en sus lenguajes, hechos y maquetas. Ponen la Ciudad al servicio de poderes empresariales y sus necesidades de circulación de mercancías mucho más gigantescas y misteriosas de las que puede imaginar un “mantero”. Las incrustaciones bucólicas –las bicisendas– contrastan con las bruscas lesiones paisajísticas en el trazado de las grandes avenidas (…) Un Paseo del Bajo, anunciado provocativamente por Macri, convertirá a la Capital en un bien de capital. Lo que implica subordinar al ciudadano a una ingeniería de demolición de los emblemas y fundamentos vitales de la vieja metrópolis (…) Pero en algún pretérito rememorado, Enrique Dickmann, el viejo socialista, aún joven, que en algún momento de las cuatro décadas que siguieron, vería con simpatía al peronismo aquel… se acerca a Plaza Lorea. Aún no imagina lo que va a pasar.
Horacio González, “La violencia condesada”, sociólogo 17/01/17

Esta decisión la tomó la Alejandra nena, nacida y criada en una casa de militantes peronistas, la Alejandra universitaria, que nunca se durmió, nunca la dejé de lado, siempre se mantuvo alerta en alguna parte (…) pero me decidí a dar el salto a la política por sentir que las respuestas que podía dar desde el campo judicial eran individuales, y que necesitaba buscar soluciones más colectivas (…) Las tres derrotas que viene sumando el peronismo en la provincia de Santa Fe pusieron en manifiesto una gran orfandad de estructura territorial. Si uno no puede concebir a las derrotas como un punto de aprendizaje, el hecho de que el peronismo haya perdido su voluntad de poder me hacía mucho ruido. Esto fue percibido también por otros actores: senadores, intendentes, organizaciones sindicales y sociales que no encontraban la manera de rearmar un peronismo movilizado y mi candidatura tiene que ver con esa construcción. Tenemos un diagnóstico muy similar respecto a lo que significan las políticas de Macri, el tema es cómo le ponemos un límite. Desde qué lugar se lo ponemos. Yo tengo un profundo rechazo por los personalismos y los sectarismos. Creo que si hay algo que define al peronismo es la participación activa del Estado armonizando las relaciones sociales y haciendo equilibrio entre los que más y menos tienen e interviniendo en la economía, en la salud, en la educación, en las relaciones laborales, las políticas de derechos humanos. Macri está a las antípodas de todo esto.
Alejandra Rodenas, ex jueza, encabeza la lista Nuevo Espacio Santafecino en la primaria del Frente Justicialista, 22/07/17

La selectividad del sistema penal recae sobre determinados sectores sociales, las personas en situación de pobreza. Mientras tanto, otros delitos con consecuencias más graves son invisibles. Esta mirada construye chivos expiatorios, que son los jóvenes en situación de pobreza y los migrantes de los países limítrofes. Se forma un “ellos” sobre los cuales canalizará la angustia. La mirada es conductista, se imagina que cuanta más violencia sufran determinados sectores sociales que ocupan ese lugar de chivos expiatorios, más seguros estaremos. Para este modelo punitivista que se instaló como discurso dominante, no hay lugar para la inclusión, la reparación o el tratamiento. Nunca se trabaja sobre las causas de las violencias. Sin embargo, como dijo el sociólogo argentino Gabriel Kessler, “si a un joven, que sabe que robar está mal, se lo lleva a la cárcel de buenas a primeras, además de generar en él resentimiento y un estigma que le resultará muy difícil sacarse de encima una vez que cumpla su condena y salga de la cárcel, se lo podrá estar vinculando con otros individuos en una carrera profesional del delito. De esa manera la cárcel, lejos de resolver los problemas, recrea las condiciones para que se agraven”.
Roberto Samar, “Chivos expiatorios”, licenciado en comunicación social (UNLZ), 8/07/17

No sé quién fuiste, pero te jugaste.
Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo, metiste a las mujeres en la historia de prepo, arrebatando los micrófonos, repartiendo venganzas y limosnas.
Bruta como un diamante en un chiquero ¿Quién va a tirarte la última piedra? Quizás un día nos juntemos para invocar tu insólito coraje.
Todas, las contreras, las idólatras, las madres incesantes, las rameras, las que te amaron, las que te maldijeron, las que obedientes tiran hijos a la basura de la guerra, todas las que ahora en el mundo fraternizan sublevándose contra la aniquilación.
Cuando los buitres te dejen tranquila y huyas de las estampas y el ultraje empezaremos a saber quién fuiste.
Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva, única reina que tuvimos, loca que arrebató el poder a los soldados.
Cuando juntas las reas y las monjas y las violadas en los teleteatros y las que callan pero no consienten arrebatemos la liberación para no naufragar en espejitos ni bañarnos para los ejecutivos.
Cuando hagamos escándalo y justicia el tiempo habrá pasado en limpio tu prepotencia y tu martirio, hermana.
Tener agallas, como vos tuviste, fanática, leal, desenfrenada en el candor de la beneficencia pero la única que se dio el lujo de coronarse por los sumergidos.
Agallas para hacer de nuevo el mundo.
Tener agallas para gritar basta aunque nos amordacen con cañones.
María Elena Walsh, “Eva”, 1976

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