El 25 de
noviembre de 1960, e n República Dominicana, fueron asesinadas por luchar
contra la dictadura de Rafael Trujillo las hermanas Mirabal, conocidas
luego como "Las Mariposas". En su memoria, los 25 de noviembre se
conmemora esta fecha como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer.
Fragmentos.
Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa
pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de
la sociedad. Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o
acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la
caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva,
el destino de su hogar. Ha llegado la hora de la mujer argentina, íntegramente
mujer en el goce paralelo de deberes y derechos comunes a todo ser humano que
trabaja, y ha muerto la hora de la mujer compañera ocasional y colaboradora
ínfima. Ha llegado, en síntesis, la hora de la mujer argentina redimida del
tutelaje social, y ha muerto la hora de la mujer relegada a la más precaria
tangencia con el verdadero mundo dinámico de la vida moderna.
Eva Perón, 12/03/1947.
Yo
creo que todas las mujeres, aún aquellas que tal vez parecían más alejadas de
las causas populares o que tal vez enfrentaron en el momento que les tocó vivir
a lo que podríamos llamar los movimientos populares, que en el fondo todas
querían un país mejor. Tal vez, muchas o alguna por su propio origen, no
entendía lo que pasaba en el país y no era culpa de ellas entender. Una vez leí
que Arturo Jauretche hablaba por ejemplo de Victoria Ocampo y decía que era muy
difícil que pudiera comprender el fenómeno peronista porque ella provenía de un
hogar de alta clase, que estaba educada prácticamente en Europa entre
institutrices –como él decía- alemanas y francesas, y que era muy difícil que
pudiera acceder a la civilidad popular de mujeres como Eva Perón o como Tita
Merello (…) Y es eso, cada una desde su propia historia ha dado lo mejor de
ella que tenían para el país.
Cristina Fernández, en la inauguración del
salón Mujeres Argentinas del Bicentenario, 6/03/09
Cambiar el
universal masculino era otra de sus ideas, una que aún no lograba
popularizarse. Con Eva y Rebeca habían trabajado un léxico que sustituiría la
"o" por "e". Así "todos" sería "todes",
"ricos", "riques", "cuanto", "cuante".
No se oía mal. Lo usaban a menudo en las comunicaciones oficiales, conscientes
de que era una transformación que llevaría largo tiempo. Pero lo que sí impuso
fue el fin del lenguaje del odio, el uso de palabras denigrantes para la mujer
-y denigrantes para la diversidad sexual humana-, el tratamiento de maricas,
cochones, patos, tortilleras, por ejemplo. La fuerza de la ley, argumentó en la
Asamblea, era
necesaria para concebir un mundo sin divisiones, un mundo de igualdades
efectivas entre los géneros. Martina era también la autora de una campaña sui
géneris de educación ciudadana. Con las mismas técnicas de repetición y
saturación con que se vendían jabones, bebidas o películas, puso en los
pasillos de los supermercados, en los buses, en los envoltorios de los
productos de consumo, conceptos básicos de civismo, cuya mayor innovación fue
usar el femenino para lo general e introducir el concepto de la cuidadanía,
las y los ciudadanos como cuidadanos, como cuidadores de la patria, una
idea que tomó de un grupo de feministas españolas (ser cuidadana es pagar
impuestos, ser cuidadana es mejorar tu barrio, ser cuidadana es cuidar tu
salud). La educación para la libertad, como la llamaba ella, era un trabajo
cuesta arriba.”
Gioconda
Belli, El país de las mujeres, 2010
Feminista, nacionalista irlandesa y
revolucionaria, Constance Markievicz, condesa y roja, cruzó el último cuarto
del siglo XIX y buena parte del XX con su conciencia de las desigualdades
sociales y su militante indignación en alto, a pesar de haber nacido en el seno
de una familia aristocrática (…) Constance Markievicz fue la primera mujer
oficial de un ejército moderno: durante el Alzamiento de Pascua ocupó el cargo
de subcomandante, dirigiendo asimismo la brigada femenina que, en las
condiciones de la lucha irlandesa, jugaba un papel probablemente más importante
que la de los hombres (…) Ella misma fue condenada a muerte, pero su pena
conmutada por cadena perpetua ya que aquélla no podía aplicarse a las mujeres.
Por lo cual se cuenta que dirigió a la Corte Marcial una
frase que muestra su entereza: “Ustedes ni siquiera han tenido la decencia de fusilarme”
(…) Había ya llegado a ser una socialista convencida, hasta afirmar: “El
nacionalismo por sí mismo no es la respuesta (como vía de solución a los
problemas de la clase obrera irlandesa), pues las mismas condiciones existen en
Inglaterra, aunque mucho menos extendidas. El socialismo, en cambio, al
promover la igualdad absoluta, va de la mano tanto con las exigencias del
movimiento obrero como con las cuestiones de la liberación femenina”.
Mario
Goloboff, “La condesa roja”, docente universitario, 24/08/13
Nuestras estadísticas indican un 60 por ciento de mujeres
que denuncian el maltrato recibido y solicitan una intervención jurídica
sancionadora para el golpeador. Pero existe una cifra “negra” de mujeres que no
consienten en denunciar. Nuestro trabajo reside en acompañarlas, intentar
explicarle la necesidad de la denuncia y la garantía que para ella significa
introducir ese antecedente. Enfrentamos un problema ético: por una parte se
niegan a ser atendidas si intentamos demostrarles sus derechos y la protección
que la denuncia implica para ella y sus hijos. Por otra parte, nuestra
legislación (ley 26.485/2010) obliga al funcionario a dejar constancia de la
denuncia ante la violencia que la mujer evidencia. Dado que las intervenciones
duran aproximadamente entre cinco y seis horas (mientras se conversa con ella,
serenándola, se acoge a los niños aterrorizados y escondidos en distintos
lugares de la casa, se la acompaña para que busque sus documentos ya que a
menudo el atacante los ha localizado destruyéndolos para evitar que ella
proceda legalmente), confiamos en lograr que acepte denunciar. Difícilmente lo
logramos!.
Eva Giberti, noviembre 2013
La tarea de la mujer contemporánea y sobre todo en este continente,
está íntimamente vinculada al proceso transformador, al proceso revolucionario, que implica, no sólo, que los bienes de
producción no estén en manos de una minoría privilegiada, sino que además, que
haya una valorización distinta de lo que es la vida y lo que es el hombre,
genéricamente hablando. Que se destaquen valores diferentes que no tengan el
sello de lo mercantil como patrimonio de cultura. Cómo no va a ser importante,
que la mujer de este continente que vive y padece su propia realidad de
postergada, donde las lacras de la explotación se expresan -y puedo decirlo
aquí con respeto y claridad- en la prostitución de cientos de muchachitas que
nacieron en hogares donde falta el pan. Por qué no decirlo aquí, con respeto y
claridad, cuando, muchas veces, es la realidad económica y social la que obliga
a la mujer a arrancarse de sus entrañas al hijo que quisiera haber tenido. Es
la realidad de muchas mujeres, que frente a una moral cobarde, que no le abrió
el conocimiento biológico de la existencia humana, son madres solteras que no
ampara la ley, que no protege la sociedad.
Salvador Allende, en el seminario “la mujer de hoy en
América latina, octubre 1972
Un informe del Observatorio de femicidios muestra que
entre 2008 y 2012 murieron 1432 mujeres. Y casi 1800 chicos quedaron sin
madres. En los primeros nueve meses de 2013 hubo 209 casos. En el último año se
duplicaron los femicidios de mayores de 60 años.
Mariana Carvajal,
27/11713
Red Mujeres con Cristina
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1 comentario:
Evita siempre!
Evita fue configurando a sus destinatarios, construyó un vínculo discursivo con el pueblo, ese pueblo que le es fiel aún hoy, a más de 60 años de su muerte. Por eso, probablemente ese lazo, haya trascendido el tiempo.
A ella debemos la suerte de un discurso prospectivo, que debería servirnos para estimular la construcción alternativa de un espacio simbólico que nos permita configurar identidades colectivas en tiempos de fragmentación.
Algunos grupos feministas radicalizados internacionales la mostraron asexuada, fuerte en su debilidad, pero víctima del sojuzgamiento de un tirano.
Pero en Evita hay un discurso también de femineidad que incomoda, un acto amoroso que provoca.
Lejos de repetir a Perón, lo explicó, lo confirmó, y en muchos casos hasta lo constituyó. No fue un “enunciador segundo” como algunos académicos intentan explicarlo. “Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva, el destino de su hogar (...)
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