Fragmentos.
El informe del Banco
Mundial elogia la reducción de la pobreza en la Argentina, reconoce los avances
argentinos en la reducción de la pobreza y la desigualdad, y resalta el rol del
gasto público social –el Banco Mundial lo llama gasto público social, nosotros
lo llamamos inversión pública social– y las transferencias monetarias dirigidas
a los sectores de menores ingresos. Esto es textual. Y destaca al país, a nuestro
país, al país de todos –de los que representan a mi partido y de los que
representan a la oposición, al país de los argentinos, a nuestro país– como el
que destina el mayor porcentaje de su PBI al gasto público social, y que
destina la mayor cuantía de recursos dirigida al 40 por ciento de la población
de menores ingresos. Enumera reducciones de pobreza extrema y moderada.
Cristina Fernández, Apertura del 132 Período de Sesiones Ordinarias
del Congreso Nacional, marzo de 2014.
la imagen que transmiten los medios de comunicación dominantes coincide en
un identikit colectivo del delincuente. Se trata de personas jóvenes, de piel
oscura, que viven en villas y barrios pobres, no trabajan ni estudian y
consumen alcohol y drogas prohibidas. Ese es el origen de la gran mayoría de
los residentes en los institutos de reclusión y ésa es la imagen que de la
violación de la ley penal nos transmiten incansablemente los medios (…) El
término con el que cierta sociología designa a esas personas es “infraclase”:
están fuera de la estratificación clasista, no pertenecen a ninguna clase, es
decir, están fuera de la sociedad. Como lo ha sostenido Zygmunt Bauman, esta
construcción mitológica de un ser colectivo desconocido, bárbaro y peligroso
cumple una importante función social, la de descargar un conjunto de miedos,
angustias y frustraciones de las clases poseedoras y consumidoras a través de
la creación de un “otro”, de un chivo expiatorio del malestar social. La
creencia conduce a una fácil conclusión: estaríamos mejor si esa gente no
existiera (…) El aprovechamiento de las oportunidades no es malo en sí mismo;
más bien es un atributo de la política y los políticos; lo que diferencia los
hechos es la pregunta por el signo y el sentido de ese uso. En este caso, la
oportunidad significó una fuerte inyección de confusión y de miedos en vastos
sectores de la sociedad, un estado de incertidumbre y desconfianza
antipolítica.”
Edgardo Mocca, “La discusión del “Código” es política”,
16-11-2014
Hay una diferencia
entre el acto y la libertad o la igualdad, que es el objeto, la meta que se
está exigiendo. No es que todo se cumpla a través del lenguaje. No es trata de
decir que soy libre y entonces mi enunciado performativo me vuelve una persona
libre. No. Pero exigir libertad es comenzar a hacer ejercicio de ella, y pedir
por su legitimación es anunciar la brecha que hay entre su ejercicio y su
realización, inscribiéndola en el discurso público de modo tal que la brecha se
vuelva visible y pueda ser movilizante.
Judith Butler, intelectual feminista estadounidense, en ¿Quién le canta al Estado-Nación?, 2007.
Hay una relación muy
directa entre el sujeto y el medio ambiente en el que vive. Creo positivamente
que si el sujeto es consciente, puede modificarlo. Es más fuerte el sujeto que
el medio ambiente si desarrolla la capacidad de transformar ese medio ambiente
en el que vive. Pero muchos vivimos sin asumir ese rol de transformación.
Entonces, ahí es donde ese medio ambiente parece ser el que moldea a la persona.
Celina Murga, cineasta argentina, 13/03/14
En su último discurso en el Museo del Bicentenario, la
Presidenta comparó la voz de Alfonsín con la voz de Perón. Mirando la cosa de
cerca, no es tan así, pero vale la comparación (…) La reivindicación de
Alfonsín no fue un hecho de pura nostalgia ni un acto partidario. Cualquiera
haya sido el defecto o la flojera de los políticos invocados, en el nombre de
cada uno, Perón, Alfonsín, Kirchner, se debe recordar el efecto constitucional,
laboral y ciudadano de la democracia prometida y deudora. Esta tríada es un
acto crucial del lenguaje para el restablecimiento de la forma compartida y
abierta de la democracia, antes de que un desarrollismo lineal nos limite el
pensamiento y antes de que, por otro lado, las políticas de seguridad canjeen
nuestra ciencia cívica y productiva por los sucedáneos del miedo.
Horacio González. “la
reivindicación de Alfonsín”, Sociólogo, director de la Biblioteca Nacional,
17/12/13
Hoy día no hay
separación entre el capital financiero y el capital productivo. Constituyen una
entidad única donde lo decisivo, en términos de la generación del excedente, es
la reproducción de cadenas de valor global que integran el proceso productivo a
nivel mundial y lo desintegran a nivel local como nunca antes ocurrió en el
mundo capitalista. De ahí el rol cada vez más importante de las grandes
empresas transnacionales, tanto en el comercio exterior “informal” como en la
especulación financiera. Por otra parte, la historia nos enseña que, si bien
esta última adquiere gran relevancia en los momentos de crisis del ciclo
capitalista, los factores determinantes de las crisis se encuentran en última
instancia a nivel del proceso productivo global. Necesitamos entonces mirar más
de cerca nuestro sistema productivo y sus actores sociales para poder
determinar de dónde venimos y hacia dónde vamos. En este sentido, el
conocimiento del modo en que nos integramos a la división internacional del
trabajo y a las cadenas de valor global, y el impacto que esto tiene (…) es de
fundamental importancia. Si hacemos este análisis, no podremos seguir eludiendo
el fenómeno de la dependencia tecnológica y su impacto sobre la concentración
del capital, las empresas nacionales y la fragmentación del mercado de trabajo.
Este es el dilema central que enfrentamos. Resolverlo implica, entre otras
cosas, fortalecer el rol del Estado no sólo en su capacidad para regular la
producción, la apropiación y la distribución del excedente, sino también en su
capacidad empresaria.
Mónica Peralta Ramos, “Nudo gordiano y burguesía
nacional”, Socióloga, autora de “La
economía política argentina. Poder y clases sociales”, 14-03-2014.
Hay que
observar que muchas veces el optimismo no es más que una manera de defender la
pereza propia, la irresponsabilidad, la voluntad de no hacer nada. Es también
una forma de fatalismo y de mecanicismo. Se espera en los factores ajenos a la
propia voluntad y laboriosidad, se los exalta, y la persona parece arder en
ellos con un sacro entusiasmo. Y el entusiasmo no es más que una externa
adoración. El único entusiasmo justificable es el acompañado por una voluntad
inteligente, una laboriosidad inteligente, una riqueza inventiva de iniciativas
concretas que modifiquen la realidad existente.
Antonio Gramsci, Textos
de los Cuadernos posteriores a 1931
Red Mujeres con
Cristina
Para comunicarte
con nosotras escribanos a: redmujeresconcristina@gmail.com
Facebook: Red
Mujeres con Cristina II
No hay comentarios:
Publicar un comentario