aqui estamos!

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"NADIE PUEDE SER FELIZ SIN PARTICIPAR EN LA FELICIDAD PÚBLICA, NADIE PUEDE SER LIBRE SIN LA EXPERIENCIA DE LA LIBERTAD PÚBLICA, Y NADIE, FINALMENTE, PUEDE SER FELIZ O LIBRE SIN IMPLICARSE Y FORMAR PARTE DEL PODER POLÍTICO"

HANNA ARENDT

"LO IMPORTANTE ES QUE PODAMOS DISCUTIR, RAZONAR Y ENTONCES, NO HACER SOLAMENTE EJERCICIO POLITICO DE OPOSICIÓN, SINO ESCENCIALMENTE TRABAJAR POR LOS INTERESES DE NUESTROS REPRESENTADOS"

CRISTINA FERNANDEZ

miércoles, 18 de junio de 2014

Para pensar, debatir, comprender

Fragmentos.
 
Yo sé que el compañero Evo Morales hace una distinción y una crítica y condena muy fuerte al capitalismo, pero yo digo que esto que está pasando en el mundo no es capitalismo, no es por lo menos el capitalismo sobre el que escribieron David Ricardo ni Adam Smith, es una distorsión total y absoluta. Porque en aquel capitalismo podíamos encontrar la categoría de la explotación, de la plusvalía, pero este anarcocapitalismo que vive el mundo dominado por los capitales financieros, no ya por los capitales que producen bienes y servicios, tenemos una nueva categoría que no es la de la explotación, sino que es la de la exclusión. Ya ni siquiera los hombres y mujeres son importantes en el mundo para explotarlos, sino simplemente se los excluye. ¿Por qué? Porque a partir de lo que constituyó una verdadera reversión del capitalismo tradicional en un capitalismo financiero y la aparición de lo que se denominó los derivados financieros, se comenzó a generar o por lo menos a hacer creerle al mundo que se generaba dinero sin que este pasara por el circuito de la producción de bienes o servicios, algo que es imposible y genera obviamente ganancias siderales, pero también existencia de dinero ficticio. (…) en mi país, se hizo el primer experimento cuando se dijo que la moneda argentina era igual a un dólar, se endeudó el país mediante la financiación de esta ficción durante más de 10 años y se llegó a endeudar al país y el país llegó a deber el 160 por ciento de su Producto Bruto en servicios financieros.
    Cristina Fernández, ante la cumbre G77 + China, en Santa Cruz, Bolivia,
    15/06/14

El día 9 de junio de 1994, luego de extensos procesos de consulta en el ámbito regional, la Asamblea General de la OEA aprobó la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará), dando de tal forma un paso fundamental para enfrentar un fenómeno de extendido alcance y gravísimas consecuencias en el continente y en el mundo. Desde su mismo preámbulo, la Convención reconoce que la violencia contra las mujeres “constituye una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales”, “una ofensa a la dignidad humana” y “una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres”, que “trasciende todos los sectores de la sociedad independientemente de su clase, raza o grupo étnico, nivel de ingresos, cultura, nivel educacional, edad o religión...”. Por otra parte, define la violencia en sus distintos tipos y ámbitos de manifestación, a la par que estipula precisas obligaciones en cabeza de los Estados a efectos de prevenir, investigar y sancionar estos hechos con debida diligencia.
    Stella Maris Martínez, “A veinte años de la Convención”, Defensora general de la Nación, 9/06/14

En los años 60 y principios de los 70 en Europa, EEUU, Argentina, y zonas desarrolladas del planeta en aquel tiempo, los sectores intelectuales de izquierda daban por descontado que   el capitalismo estaba a punto de caer, que la revolución era inminente. Tanto es así que algunas de las disputas más feroces tenían lugar en el seno de la izquierda. No porque discutieran si se llegaría o no al socialismo –eso se daba por descontado- , sino cómo iba a ser luego el socialismo. La sensación generalizada era: el capitalismo está a punto de caer, cuando era más fuerte que nunca. Ahora, probablemente estemos en la situación inversa. No contemplamos el fin del capitalismo. En el momento en el que, efectivamente, el capitalismo está contra las cuerdas, la percepción generalizada dice que no hay forma de cambiarlo. Creemos que este presente no tiene futuro en el sentido de que no hay forma de cambiarlo. Pero, ¿hay forma de cambiarlo? Obviamente sí. La historia es contingente, no necesaria: lo contingente es lo que puede ser de otra manera. Claro que esta sociedad es transformable. De vez en cuando aparecen brotes, estallidos de indignación, de rabia, que prueban que, evidentemente, el mundo puede transformarse.
    Manuel Cruz, filósofo político español, 14/06/2014.

Por tal motivo, una de las principales batallas que determinará el curso de los acontecimientos se continúa librando en la esfera de la cultura, en la fuerza social que se construya para enfrentar la determinación material y moral del bloque de poder para torcer la direccionalidad política cristalizada en el gobierno del Estado y en la legitimidad social que continúa girando en torno del centro de gravedad que atraviesa a la confrontación que se abrió desde mayo de 2003 hasta la fecha: el Estado debe intervenir en los procesos económicos, teniendo como objetivo construir niveles de igualación social cada vez más ambiciosos y elevados o, por el contrario, debe ser el funcionamiento del mercado, despojado de toda intervención y regulación, el que asigne y distribuya el excedente social"
    Damián Pierbattisti, sociólogo, nota Neoliberalismo y Terror, 2/2/2014

Hacer nunca fue fácil y mucho menos en la Argentina. Decir lo que se hace tampoco. Bien sabe, sabemos, que los que simplifican las cosas no hablan con la verdad. Para construir, transformar, caminar es necesario meterse con problemas difíciles, es ir en contra de la normalidad de las cosas, es asumir la complejidad del mundo y tomar decisiones en una dirección.  Alguien dijo que gobernar es elegir: preferir que todo siga como entonces, sin tocar privilegios, con apariencia de naturalidad y sensatez o elegir ir contra la conocida corriente, entendernos y encontrarnos en una nueva experiencia. Cuando hay política se inaugura una escena compartida,  se va diseñando una vivencia de lo común, se construyen compromisos democráticos, se gana en términos del bien común, se habla de lo colectivo, se identifica un nosotros, se elige ser parte de una comunidad.  Lograr hacer y decirlo implica un “entre todos” (o casi todos). En estos diez últimos años con política se entretejieron lazos,  se reconstruyó la unidad nacional. Ya no es posible imaginar un presente desde lo individual y mucho menos, desde lo privado y particular, hablar de proyecto.
    Marcela Terry y Ana Laura Herrera, “En nombre de la gente”, integrantes del nodo central de la     RMcC, 6/07/13

Si se les reclama que además de denuncias hagan propuestas, la respuesta será, palabra más o menos, que “no somos técnicos”, con lo cual se preservan de toda crítica. Es verdad en todos los sentidos. Que los obispos no son técnicos queda en evidencia por el tratamiento que le otorgan a ciertos temas. Pero lo grave no es eso, sino que reclamando ellos mismos “objetividad” y “compromiso con la verdad” no se esmeren algo más en ahondar en el diagnóstico, trabajando las causas y, sobre todo, recurriendo a quienes, desde miradas plurales, pueden inspirarle aportes a la situación. Contribuciones estas que seguramente serían bienvenidas, no sólo por los fieles católicos, sino por una parte importante de la sociedad que aún escucha con respeto las palabras episcopales.
    Washington Uranga, “Y por casa….?, periodista, sobre una opinión entregada por la Conferencia     Episcopal Argentina, 10/05/14


Red Mujeres con Cristina
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1 comentario:

Alicia Nodo central dijo...

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