aqui estamos!

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"NADIE PUEDE SER FELIZ SIN PARTICIPAR EN LA FELICIDAD PÚBLICA, NADIE PUEDE SER LIBRE SIN LA EXPERIENCIA DE LA LIBERTAD PÚBLICA, Y NADIE, FINALMENTE, PUEDE SER FELIZ O LIBRE SIN IMPLICARSE Y FORMAR PARTE DEL PODER POLÍTICO"

HANNA ARENDT

"LO IMPORTANTE ES QUE PODAMOS DISCUTIR, RAZONAR Y ENTONCES, NO HACER SOLAMENTE EJERCICIO POLITICO DE OPOSICIÓN, SINO ESCENCIALMENTE TRABAJAR POR LOS INTERESES DE NUESTROS REPRESENTADOS"

CRISTINA FERNANDEZ

viernes, 24 de marzo de 2017

Para pensar, debatir, comprender...................

Por la Memoria, Verdad  y Justicia. Sin derechos no hay democracia
Marchemos este  24 de marzo 2017


Fragmentos.

La política de derechos humanos no es de un espacio político, es un patrimonio de los argentinos que podemos exhibir al mundo. Recuperación de la memoria, la verdad y la justicia, y de la libertad para que nunca nadie más crea que nos la van a venir a robar porque vamos a luchar por esa libertad (…) cuando hablo de ustedes no solamente hablo de los que están aquí hoy presentes, sino a miles y miles de argentinos que durante mucho tiempo habían luchado para recuperar la memoria, la verdad y la justicia (…)  Yo no hago la memoria… la memoria está en cada Abuela, la memoria está en cada Madre, en cada uno de los familiares, en cada uno de los Hijos, y en cada uno de los cientos de los 119 nietos recuperados, que son la exacta demostración de que la memoria no es solamente hacer justicia y verdad con el pasado, sino que es esencialmente mirar hacia el futuro para recuperar todo lo que nos arrebataron.
Cristina Fernández, inauguración de la nueva Secretaria de Derechos Humanos, 2/12/15

El que tiene un problema de vivienda no es el primer problema que tiene. Para llegar a un problema de vivienda es porque hay muchos problemas previos: un problema de trabajo, unido en general a problemas de salud y educación. El problema de vivienda es el último eslabón de una cadena de problemas de una persona que termina excluida. Por eso discutimos la idea de resolver el déficit habitacional a partir de la construcción de una casa. Por eso, la experiencia de la Túpac también es singular, porque la vivienda se trabajó como un problema integral de inclusión. Ahí se ve una apuesta a construir ciudadanía a través de la inclusión. El barrio no sólo resuelve vivienda, resuelve la salud, la educación, el trabajo. Cuando se junta todo eso, la persona se siente incluida como ciudadano. 
Jaime Sorín, arquitecto, 24/01/17

No es que dije ‘voy a escribir sobre el exilio o la dictadura’. Pero ocurre que todo lo que escribo está traspasado por esa época en la que crecí. La dictadura en Chile duró 17 años, crecimos y nos hicimos jóvenes en dictadura, pasamos toda la escuela en dictadura. Pero si pienso, no puedo hablar de la infancia sin pensar en mi infancia, que en el fondo es igual a la de miles de niños en Chile. Niños que hoy tenemos cuarenta y pico. Formo parte de una generación que luchó por la caída de la dictadura con menos de 18 años. Somos hijos de familias destrozadas por la violencia del Estado, la persecución política, el exilio, la tortura y las desapariciones. En un país que intenta olvidarlo todo como si nunca hubiera ocurrido, le debo a la niña que fui, a los niños que fuimos y crecimos asustados, rodeados de silencio, con cientos de palabras no dichas, algo que dé cuerpo a esa soledad (…) Hay cosas que ocurrieron en realidad, como la historia del exilio. Por mucho tiempo con mi hermana pensamos que era un lugar al que todo el mundo se iba, hasta que entendimos que era El Exilio (…) La novela está dedicada a mi amigo Claudio Paredes Tapia, que fue asesinado el 31 de enero de 1988, a los 18 años. Para mí, él representa todos los niños asesinados, todos los niños que padecieron los horrores de la dictadura, todos los niños que vivimos una época en la que lo común era ir a funerales y asegurarte al volver a casa por si te estaba siguiendo la policía. La infancia en dictadura es una infancia horrorizada, asustada, muchas veces incomunicada.  
Carola Martínez Arroyo, escritora chilena, 29/12/16

Cuando se agotó el ciclo largo expansivo del capitalismo internacional y, con él, el modelo desarrollista, dos perspectivas se presentaban en el horizonte. Ronald Reagan enarboló una, la vencedora: el Estado habría dejado de ser la solución, para ser el problema. Y la forma de enfrentar ese problema era reducirlo a sus proporciones mínimas, al Estado mínimo, promoviendo la centralidad del mercado. El viejo adagio del liberalismo recobraba nueva fuerza: el mercado es el mejor administrador de recursos (…) La versión alternativa era otra. No era el abandono del Estado, sino su democratización. No era ni el abandono a la esfera mercantil, ni el retorno puro y simple a la esfera estatal, sino la construcción, a partir del Estado y de las organizaciones sociales, de la esfera pública. Una esfera de la ciudadanía, una esfera de los derechos iguales para todos, la verdadera esfera democrática (…) La esfera pública no representa solamente la democratización de la sociedad actual, sino apunta hacia una dinámica anticapitalista, en la medida en que el eje y el proyecto central del capitalismo son la mercantilización generalizada de todas las esferas de la sociedad, esto es, que se transforme todo en mercancías, que todo tenga precio, que todo se pueda vender y comprar. La esfera pública, al contrario, promueve el derecho de todos, la promoción de todos los individuos a ciudadanos, esto es, a sujetos de derechos (…) El Estado no es ni la solución por sí solo, ni el problema. Es un espacio de disputa entre la esfera mercantil y la esfera pública. Cabe a la izquierda del siglo XXI ser una izquierda de la esfera pública –que es la forma actual de ser anticapitalista–, para la construcción de sociedades profundamente democráticas y de un mundo apropiado para sus pueblos a partir de esos Estados nacionales democratizados y centrados en la esfera pública.
Emir Sader, “Una izquierda de la esfera pública”, sociólogo y politólogo brasileño, 17/03/17

Las lágrimas abundan entre banderas blancas que ondean ante un cielo azul en todas las capitales de Colombia. En el campo, la zona más afectada por décadas de olvido y confrontación armada, también alzan la mirada y lloran de emoción (…) Parece mentira. Parece mentira. Repite una Madre de la Candelaria en una calle de Medellín donde, desde el mediodía, empezaron a congregarse cientos de personas animadas a estar juntas para el acontecimiento más importante de sus vidas. A las cinco de la tarde, el anuncio del fin de la guerra sorprende a doña María bajándose de un bus que la trae de la universidad. Pasa los sesenta años y en su afán de encontrar sus seres amados desaparecidos comenzó a estudiar investigación criminal. “Pero llegué, mija, alcancé, con esfuerzo como siempre, pero aquí estamos, qué cosa tan increíble”, cuenta la mujer asomándose a la multitud para hallar sus compañeras de lucha que, inspiradas en Madres de Plaza de Mayo, comenzaron a salir cada semana a exigir liberación de secuestrados y búsqueda de desaparecidos. Así, pero en Bogotá, Cali y otras ciudades lo hizo por ejemplo la hija del general Luis Mendieta, policía quien vivió 14 años en poder de las FARC y hoy apoya los acuerdos de La Habana. También Angela Giraldo. Vestida de tonos claros como los miles de invitados al acto protocolario en Cartagena, doña Ángela formó parte de las víctimas presentes. Unidas, como desde que viajaron en el primero de cinco grupos a Cuba, estaban las sesenta víctimas que representaron a siete millones de éstas en el proceso de paz. Ángela, quien perdió a su hermano secuestrado a manos de las FARC, se abraza a Leider, sobreviviente de la masacre de Bojayá, donde esa misma guerrilla terminó con la vida de un centenar de inocentes.
Karina Vásquez Guzmán, “Hoy Colombia dice adiós a décadas de llamas”, periodista, 27/09/16

El joven comunista, que se había afiliado al partido en septiembre del 45, escuchó el 17 de octubre por la radio, como el eco entusiasta de una “fiesta” a la que no estaba invitado (…) Cuando se enteró del golpe del 55, paró la fábrica en la que aún trabajaba. “Convoqué a los obreros y obreras peronistas a ir al sindicato que estaba en Villa Lynch, partido de San Martín, porque el secretario había dicho que había armas para defender al general. Y allá fuimos. Como no había transporte público, a medida que íbamos caminando los obreros y obreras peronistas se iban abriendo. Llegamos otro compañero y yo a la puerta del sindicato. La puerta estaba cerrada. Mi compañero, al que le decían ‘El Petiso’, me dijo que nos fuéramos a tomar algo. Desandamos el camino y llegamos a un boliche en la avenida San Martín que estaba abierto. Después lo vi a Perón por televisión, subiendo a la cañonera paraguaya” (…) En 1957 empezó a trabajar en el diario del PC La Hora, donde se vinculó con Juan Gelman, Juan Carlos Portantiero, José Luis Mangieri y Roberto “Tito” Cossa, entre otros camaradas de ruta (…) Los años 60 fueron tiempos difíciles. Llegó la expulsión del PC, acusado de “nacionalista burgués”, “enemigo de la clase obrera” y “populista” –calificativos lanzados como adoquines contra cualquier atisbo de amotinamiento crítico–, por escribir un “mal” cuento, “Cita”, dedicado a Gelman y a Portantiero –también expulsados del partido previamente por abrazar el maoísmo– y por publicarlo en La Rosa Blindada, la editorial de otro expulsado: Mangieri.
Silvina Friera, sobre Andrés Rivera recientemente fallecido, 24/12/16

Por esto, es muy importante, para cualquier intento de renovación del marxismo o del materialismo emancipador, establecer que no existe una relación “necesaria” entre la explotación (incluyendo los diferentes modos de extracción de plusvalía) y la emergencia de un sujeto histórico, que dirija la salida del capitalismo. No es que no exista actualmente, es que nunca existió en la realidad un proceso semejante. Un materialismo emancipador, debería admitir, que no existe una relación de complementariedad entre la explotación que la forma mercancía siempre impone y los seres humanos sometidos a la misma (…) Solo construyendo un suplemento  político que desconecte las relaciones  distribuidas por el mercado, puede surgir el deseo de no seguir siendo explotado y darle una inscripción simbólica a ese Deseo. En suma, no basta con ser explotado, hay que poder desear dejar de serlo y esto no viene garantizado por ningún automatismo histórico (…) Surge del sujeto, porque él mismo, desde su primera inscripción simbólica, está constituido de un modo antagónico. Ese sujeto que surge siempre fracturado y en falta, porque lo constituye un lenguaje que, sin embargo, nunca lo nombra del todo.
Jorge Alemán, “La pregunta por el comunismo”, psicoanalista, 13/03/17

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