aqui estamos!

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"NADIE PUEDE SER FELIZ SIN PARTICIPAR EN LA FELICIDAD PÚBLICA, NADIE PUEDE SER LIBRE SIN LA EXPERIENCIA DE LA LIBERTAD PÚBLICA, Y NADIE, FINALMENTE, PUEDE SER FELIZ O LIBRE SIN IMPLICARSE Y FORMAR PARTE DEL PODER POLÍTICO"

HANNA ARENDT

"LO IMPORTANTE ES QUE PODAMOS DISCUTIR, RAZONAR Y ENTONCES, NO HACER SOLAMENTE EJERCICIO POLITICO DE OPOSICIÓN, SINO ESCENCIALMENTE TRABAJAR POR LOS INTERESES DE NUESTROS REPRESENTADOS"

CRISTINA FERNANDEZ

viernes, 6 de marzo de 2020

Para pensar, debatir, comprender

8 de marzo Día Internacional de la Mujer,

Desde la Red Mujeres con Cristina invitamos a las mujeres argentinas a ser protagonistas de este tiempo.
 Nos reconocernos mujeres activas y constructoras de democracia e igualdad. Ayudemos a levantar la Argentina

Fragmentos.

Un conocido periodista acaba de informarnos (claro que cuatro años después) que en el año 2016 el diario La Nación estuvo a punto de dedicar una tapa de domingo a los jueces de Comodoro Py que no habíanperseguido a funcionarios de nuestros gobiernos. Dijo también que, a partir de ese dato, un juez federal “paró la publicación de la tapa” ordenando la detención repentina de un exfuncionario -y yo agrego- que, además, había dejado de serlo… ¡en el año 2009! Dicen que una verdad a medias es una mentira y resulta que lo que no contó el conocido periodista es que justamente ese domingo, 3 de abril de 2016, en el que supuestamente iba a aparecer la famosa tapa con los jueces de Comodoro Py… era el mismo domingo en que se iba a dar a conocer a nivel mundial el escándalo de los Panamá Paper’s en el que estaba directamente involucrado el entonces presidente Mauricio Macri. Fue por eso que el juez Ercolini, el día anterior, ordenó la detención del exfuncionario (…) La verdad completa es que: o metían preso a un exfuncionario o publicaban la tapa con la foto de los jueces. El objetivo era el mismo: tapar y encubrir a Macri en un escándalo que provocó la renuncia de presidentes, primeros ministros y ministros en todo el mundo. Como dicha detención no fue suficiente para tapar la magnitud del escándalo que se desató con los Panamá Paper’s, por estar involucrado nada menos que el presidente de la Nación, Mauricio Macri, a los dos días de ese domingo se ordenó otra prisión preventiva.
Cristina Fernández, 4/03/20

Una cosa es la Justicia y otra es el Poder Judicial. Eso tiene que quedar muy claro. Me parece que tenemos que modificar muchas cosas en el Poder Judicial y en los sistemas, para que la gente tenga una satisfacción con la Justicia. La falta de celeridad, de eficacia y ciertos errores que se cometen en la Justicia. Se habla mucho de la mala praxis médica, de la mala praxis de los abogados, de los ingenieros, pero no se habla de la mala praxis judicial. Por ejemplo, el caso de Cristina Vázquez y Lucía Rojas. Doce años presas en Misiones por un asesinato que no cometieron. Si eso no es falta de Justica y una arbitrariedad, qué es. Yo pregunto, ¿tenían que estar doce años detenidas hasta que el caso llegó a la Corte? ¿Quién repara eso? ¿Qué sentís vos como ciudadano cuando pasa algo así? (…)Y es tremendo que haya sentencias arbitrarias, que es una línea que roza mucho con el preso político o no político(…) Se llega a esas sentencias arbitrarias por distintos motivos. Ya sea por razones políticas, por falta de independencia judicial, por razones de mal desempeño. Entonces, nosotros tenemos que hacer que en la Argentina esto no ocurra.
Marcela Losardo, Ministra de Justicia y Derechos Humanos, 19/01/20

En el devenir de mi trabajo en el diario fui descubriendo las consecuencias de la criminalización del aborto en los cuerpos y las vidas de las mujeres -sobre todo en aquellas de los sectores más vulnerables—, a partir de ponerme en contacto con familias cuyas hijas requerían un aborto legal y debían enfrentar un laberinto de obstáculos para acceder a la práctica. También conocí la cara más cruel de la penalización al intentar, casi con obsesión, reconstruir la historia de jóvenes muertas como consecuencia de interrupciones inseguras de embarazo (…)Alberto Fernández dijo una frase clave, que está en el nudo del debate: “En el siglo XXI toda sociedad necesita respetar la decisión individual de sus miembros a disponer libremente de sus cuerpos”. Ni más ni menos (...) Hoy lloré y me abracé a mi hija, porque quiero que ella tenga la posibilidad de elegir sobre su cuerpo sin poner en riesgo su salud ni su vida, sin tener que recurrir a la clandestinidad. Hoy lloré y me abracé a mi compañero, que sabe de los años en los que vengo levantando la voz enlazada con otras voces, por esta causa que es la de una maternidad deseada.
Mariana Carbajal, “Millones con las mismas lágrimas”, escuchando el discurso del presidente Fernández ante la Legislatura, periodista, 2/03/20

Entre las obsesivas conjeturas que circularon esta semana sobre qué diría y que no diría Alberto Fernández en la apertura de sesiones, hay una escena que por más estampita romántica y patriótica que pueda parecer, es clave: rodeado de los funcionarios más cercanos, el presidente construye su discurso, pero cuando se van todos se queda “hasta altas horas de la noche, tachando y agregando de puño y letra cuestiones que quiere decir”. La imagen es política, pero no porque transmita un grado de autonomía pop como aquella en la que va de su casa al Congreso manejando él mismo su auto. Sino porque al día siguiente de esa escena, el mismo orador que a lo largo de una hora y media definirá con precisión medidas ejecutadas y a ejecutar en diferentes áreas, dedica los primeros minutos a definir los términos en los que se va a dirigir a quien decide nombrar como: “querido pueblo argentino”. Comienza aquí, a delinearse una gramática con sello Fernández donde las palabras aparecen ligeramente corridas del uso que se le viene dando. “La verdad” se define como “verdad sinfónica”, la mentira como “mayor perversión” y las “estafas discursivas” que atribuye al ejercicio de cierta política, son “repugnantes”, un ataque a la democracia. 
Liliana Viola, “La construcción de un lenguaje en común”, periodista, escritora, 2/03/20

Lohana fue la gran articuladora de ese magma de organizaciones que disputaban entre sí su condición de clase, de género, sus posiciones políticas e ideológicas. No se metía en los conflictos internos, los pasaba por arriba, se aburría cada vez que escuchaba esas largas peroratas que parecían ser solo forcejeos para conseguir protagonismo, le parecían nimias a la luz de lo que ella misma intuía como grandioso a los ojos de la historia política del país y del mundo. Sabía que el Frente era de cristal, podía quebrarse en cualquier momento, había que cuidarlo a toda costa, era la única garantía de que el proyecto saliera. No había que bajar los brazos, encarar incluso las bombas que sacudían a la Federación tras la defensa de su propio proyecto, críticas que empezaban a hacerse públicas, a ganar voz en los medios de comunicación (…) Lohana empezó a moverse con la certeza íntima de que la lucha por conseguir la Ley de Identidad de Género era estrictamente travesti, el resto era de palo, alianzas que, en todo caso, proveerían el conocimiento académico. Concibió la primera gran jugada de una partida donde el inapelable saber trava era la única variable que realmente podía importar. 
Josefina Fernández,  “No pasar por esta vida como un fantasma”, (sobre Lohana Berkis), antropóloga, marzo 2020

El hospital nacional más importante del país convive todos los días con un paisaje militarizado; un equipo directivo inaccesible recluido en un piso cercado por rejas y agentes de seguridad; médicos y médicas que se sienten acorralados y que aceptan dar su testimonio pero en off porque tienen instrucciones precisas de no hablar con la prensa y temen represalias si no cumplen la orden; un kiosco improvisado en el hall de ingreso atendido por mujeres de civil que llevan el pin de “enfermeras despedidas” y que siguen allí porque cada vez que intentaron desalojarlas fueron defendidas por pacientes del hospital y “con los civiles de afuera -dicen las enfermeras- prefieren no meterse”; una presencia sindical en tensión con cinco agrupaciones disputándose  (…) Un hospital emblema quedó a la deriva.Cayendo y resurgiendo según la política gobernante. En esa ausencia de continuidad, en esos saltos abruptos se han engendrado zonas grises en la regulación, campos fértiles para el surgimiento de prebendas, negociaciones poco transparentes, irregularidades, intercambio de favores, y una cadena interminable de acusaciones cruzadas que responsabilizan siempre a otro: al director anterior del hospital, al ministro anterior, al presidente anterior, al sindicato que -según la época de qué se trate- ejerce su preeminencia sobre los demás y su influencia sobre quienes toman las decisiones.  Ahora, el gobierno de Alberto Fernández ordenó la intervención durante seis meses por el “estado de acefalía” y para “garantizar el funcionamientoinstitucional”, según el decreto 20/2020.
Mónica Yemayel, “Las huellas de un hospital”, (sobre El Posadas), periodista, marzo 2020

De tantas marchas aprendí a ver eso que se escapa de los cuerpos de las chicas muy jóvenes cuando se abrazan, una magia que es solo posible cuando nos juntamos miles y miles: estudiantes, científicas, murgueras, trans, docentes, actrices, escritoras, cuidadoras, artistas, las que están sin trabajo e igual paran todas las ollas… Hijas, madres, hermanas, mujeres solas logran generar una experiencia tan potente que vuelve torpe cualquier relato: tenés que verlo. Tenés que venir, observar, cantar, oler, reírte, abrazar, mirar a las más antiguas, detenerte a escucharlas, respirar con otras. El camino ha sido enorme. Cada mujer movilizada es un triunfo y cada una de ellas sabe los miedos, presiones, amenazas laborales y dificultades que aborta para salir a ganar las calles con sus compañeras.
Dolores Reyes, “La ley de la calle”, escritora y docente, marzo 2020

Tengo admiración por Alberto Fernández no sólo por el apoyo explícito al proyecto de la interrupción voluntaria del embarazo sino porque es la primera vez que el Poder Ejecutivo enviará un proyecto en ese sentido. Me voy cada vez más contenta de formar parte de este gobierno y del Frente de Todos.
Malena Galmarini, titular de AySA, 1/03/20

Lo que nos diferencia de ellos es que nosotras no tenemos odio, siempre hemos exigido justicia legal, nunca por mano propia (…) En ningún momento desee que lo echasen, es su fuente de trabajo, y eso es lo que nos diferencia: nosotros no tenemos odio. Pero sí le exijo a este individuo que le pida perdón a Alejandro y a los 30 mil, porque el agravio fue para todos (…) La placa la colocamos en el 2013 y, en siete años, nunca pasó nada. No es casual que ahora que los organismos de derechos humanos volvimos a ser política de Estado pasen estas cosas (…) Él era un militante político. No hay que tenerle miedo a la palabra “militancia” porque militancia es compromiso, es compañerismo, es ocuparse del otro más allá del partidisimo. Eso era Alejandro, como también lo fueron los 30 mil.
Taty Almeida, en la reposición de la placa a su hijo Alejandro, integrante de Madres de Plaza de Mayo, 18/01720

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