aqui estamos!

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"NADIE PUEDE SER FELIZ SIN PARTICIPAR EN LA FELICIDAD PÚBLICA, NADIE PUEDE SER LIBRE SIN LA EXPERIENCIA DE LA LIBERTAD PÚBLICA, Y NADIE, FINALMENTE, PUEDE SER FELIZ O LIBRE SIN IMPLICARSE Y FORMAR PARTE DEL PODER POLÍTICO"

HANNA ARENDT

"LO IMPORTANTE ES QUE PODAMOS DISCUTIR, RAZONAR Y ENTONCES, NO HACER SOLAMENTE EJERCICIO POLITICO DE OPOSICIÓN, SINO ESCENCIALMENTE TRABAJAR POR LOS INTERESES DE NUESTROS REPRESENTADOS"

CRISTINA FERNANDEZ

viernes, 28 de junio de 2019

Fragmentos.

Para pensar, debatir, comprender...................          28 de junio 2019

Creo sinceramente que hemos forjado una nueva identidad democrática, ya no se es democrático únicamente porque se esté de acuerdo con que haya elecciones libres y sin proscripciones y podamos votar cada dos años; ya no se es democrático únicamente porque pensamos que es bueno redistribuir el ingreso y que la gente tenga buen nivel y calidad de vida, los derechos humanos se han incorporado definitivamente a esta nueva identidad democrática de la que nadie puede renegar, forman parte de nuestra identidad constitutiva. Y cuando hablo de nuestra no hablo desde un espacio político, hablo desde mi condición de argentina, porque es patrimonio de la Nación y orgullo de la patria. A veces me pasa también, muchas veces, porque es natural y es bueno que haya oposición en un país y que por ahí las críticas sean duras, fuertes, estoy acostumbrada porque siempre fue así, la oposición-oficialismo, peronismo-antiperonismo, siempre fue una cosa así, pero cuando veo algunas expresiones aisladas pero poderosas, yo antes pensaba: será por todos los derechos que han conquistado o vuelto a conquistar los trabajadores, será porque de repente ahora los de piel más oscura tienen los mismos derechos, será porque hay matrimonio igualitario.
Cristina Fernández, 25/05/2015

La Argentina no está dividida entre radicales y peronistas, nos dividen los proyectos Un chico que cayó en la pobreza es un chico que no tiene mañana. Quieren hacernos creer que es consecuencia del mundo moderno, pero es consecuencia de la inmoralidad de este gobierno ¿Creemos que la mano invisible del mercado va a arreglar el flagelo social? Esa mano invisible no es invisible tiene un guante blanco y son las que se llevan los dólares del Banco Central. Mes a mes, los argentinos estamos dejando salir miles de millones de dólares de las reservas para que algunos pícaros hagan sus negocios, y el negocio que tenemos que hacer es terminar con los pobres y que todos los argentinos tengan trabajo. Esta Argentina es invivible. La riqueza está en la educación, en la ciencia, en el desarrollo y no en el sistema financiero (…) Dejen de confiar en la teoría liberal y dense cuenta de lo que pasa cuando los liberales se hacen cargo: vamos a dar vuelta esta página negra. El 10 de diciembre, con mucha responsabilidad, vamos a construir la Argentina que nos merecemos,
Alberto Fernández, pre candidato a presidente, 27/06/19

La filósofa y diputada española Clara Serra, de Podemos, resalta la necesidad de un feminismo inclusivo y anti liberal como movimiento global con los varones incluidos. Ella pasó, en el verano sudamericano 2019, por Uruguay, Chile y Argentina –con sus sueños de mochilera todavía intactos– y destaca la necesidad de aunar fuerzas y hacer eje en un frente político en donde las posturas sobre la inclusión de los varones no es solo en relación al feminismo sino, por sobre todo, como eje de resistencia política: “El feminismo tiene hoy la posibilidad de construir hegemonía y ser un movimiento popular. Si tiene la posibilidad de interpelar al 99 por ciento no debería conformarse con aspirar solo al 50 por ciento. Su potencia radica en cierto sentido en su desborde: cada vez está menos claro que el feminismo sea un asunto sectorial, ni que tenga que ver solamente con las cuestiones relativas a las mujeres. Demuestra ser, más que un asunto particular, un tablero de juego, un recipiente central y un proyecto universal. Entonces es también un proyecto para los hombres”. Feminismo para el 99 por ciento es también un manifiesto de Cinzia Arruzza, Tithi Bhattacharya y Nancy Fraser.
Luciana Peker, “Por un feministo del 99 por ciento”, periodista, junio 2019

Se observa una mayoría consolidada, donde los valores más importantes para el desarrollo del país son la justicia y la igualdad, por sobre el orden y la libertad. Ni siquiera la idea de orden se compone de valores punitivos: seis de cada diez entrevistados consideran que una sociedad más ordenada es una sociedad más igualitaria y con mayor bienestar. Una sociedad plebeya donde las jerarquías y diferencias no son festejadas, donde el horizonte de ascenso y justicia social forma parte de un sentido común de décadas. Precisamente contra este sentir, contra esta construcción, se enfrenta un oficialismo que ha emprendido una batalla cultural. Estas ideas son los famosos “setenta años” de los que tanto se habla. Esta mayoría no naturaliza las desigualdades, las observa como una injusticia. Por eso valora positivamente las acciones estatales que coadyuven a disminuir esa brecha social y fortalezcan la igualdad de oportunidades (…) Sin embargo, esto dista de ser lineal y homogéneo. Al interior de esta mayoría hay fuertes tensiones (…) contradicciones: en primer lugar, son considerados necesarios, incluso predomina la opinión de que la cobertura debiera ampliarse (apenas dos de cada diez sostiene que la cobertura de la asistencia social debiera ser menor a lo que es ahora); sin embargo los “planes” tienen peor valoración que la AUH y una porción muy grande de los entrevistados tienen una muy mala imagen de los beneficiarios. 
Matías Barroetaveña, “Una mayoría a construir”, director del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), 1/06/19

No recuerdo en Argentina, desde que tengo uso de razón, algo parecido a lo que vivimos durante los primeros días de la publicación de Sinceramente. Por unas semanas estuvimos en otro tiempo, un tiempo en el que los libros importaban. Entre amigues comentando: “¿llegaste a la parte en la que habla de series y después se las manda a guardar a todos con las cadenas nacionales?; ¿viste cuando cuenta la reunión con Macri?; ¿llegaste al capítulo de la historia de amor con Néstor?”. No recuerdo estar hablando de un libro con tanta gente al mismo tiempo, casi como si fuera la serie del momento. Tampoco recuerdo tener un libro en la mano y que signifique algo en la calle el sólo hecho de sostenerlo. Sentarse en un bar a leerlo y que la moza me sonría de pronto: “Ay, ¿dónde lo conseguiste? Lo quiero leer ya”. Y entonces, todo dicho. Mientras tanto, en los medios se desviven por intentar encasillar al libro en un género, como si fuera necesario. ¿Es un ensayo o muchos ensayos? ¿Es sobre política, es una confesión? Alguien en la mesa de Fantino se desvive por aclarar que no tiene ningún valor literario. Y sin embargo, el libro se deja leer fácilmente. No sólo por su tono intimista y por esas expresiones orales donde claramente escuchamos a la mismísima Cristina, no sólo porque por fin tenemos la posibilidad de saber qué pasaba en el interior de su casa mientras todo pasaba, sino además, porque se vuelve el resumen de nuestra propia historia también. No estamos leyendo solamente lo que vivió Cristina, lo que le pasó a ella, lo que ella sintió, no es sólo la historia de una mandataria, es también la nuestra. Mientras leemos revivimos a la par lo que estábamos haciendo nosotres en esos mismos instantes. La esencia de Cristina, su tono, su irreverencia, adorable para quienes la queremos e insoportable para quienes no, se encuentra en cada página. El libro consigue una proximidad entre autora y lector. Agarrar el libro es ir al encuentro con Cris.
Malena Pichot, “Si no hay èpica, que no haya nada”, periodista, 16/06/19

No me gusta la expresión fake news. Es un problema de desinformación –a nivel mundial– y manipulación y de la mala información. La razón de que no me guste es porque políticos o autócratas lo usan para atacar a las noticias reales (y periodistas) que no les gustan. No es un término normal: se expandió desde sociedades autoritarias y resultó un atajo para influenciar campañas. En EE. UU. en especial, y por parte de los rusos, para interferir en las elecciones. Confunde a la gente para socavar la confianza en las instituciones, el periodismo, la verdad, la democracia en general.
Carla Robbins, periodista y docente estadounidense, 15/06/19

En la discusión moderna, un intelectual tan respetado como fue Bertolt Brecht llegó a decir que el verdadero pensamiento es posible si alguien “solo piensa en el pueblo cuando el pueblo lo piensa a él”. No es fácil atribuir esta capacidad tan destacada de pensar no por sí mismo sino a través de otros, algo que, si un “intelectual” o un “dirigente” logran, habilitaría decir de ellos que su razón es auténticamente democrática y hasta popular. De los conocidos en el siglo XX Antonio Gramsci es quizás uno de los pocos merecedores de semejante calificación, no muchos más. Aprendemos allí que la razón política no trata de lo que uno o nosotros estamos de acuerdo, sino de lo que el pueblo está de acuerdo. Para darnos cuenta de ella, hay que escuchar, leer, mirar mucho y todo el tiempo, todo aquello que significa e indica la posibilidad de vivir o no en común con otros. La opinión política no trata de lo que “me gusta”, no trata de lo “que estoy de acuerdo”, sino de lo que está de acuerdo el pueblo y éste no está compuesto por quienes me gustan, sino por quienes viven en sociedad, muchas veces los que tienen menos para vivir, pero son la mayoría. “Los más” decía Cooke. El punto, para tener la razón política, es que si el pueblo no te piensa tu pensamiento no es verdadero. 
Eduardo Rojas, charla en el Encuentro del Nodo Federal de la Red Mujeres con Cristina en CABA, “Resignificar la palabra política desde la experiencia colectiva” docente e investigador UNSAM, 19/05/18

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